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El Telégrafo
Simón Valdivieso Vintimilla

Del vandalismo…

09 de septiembre de 2022

Del vandalismo a las urnas. Es la reflexión que hacemos frente a los resultados del referéndum del pasado domingo en Chile. Una lanza al sur de América, así lo describe Isabel Allende en su obra “Mi país inventado”, un país con cerros, valles, lagos y mar, que ha tenido que soportar una de las dictaduras más feroces y sanguinarias de la historia que desgarró tantas y tantas entrañas de madres y padres que aún lloran la partida sin rumbo de sus hijos, pero que al mismo tiempo parió una Constitución que no pudo ser derribada porque algo no cuajó  pese a los antecedentes que motivaron el surgimiento de un nuevo proyecto constitucional.

En otro momento escribimos que el fuego,  como uno de los cuatros elementos de la naturaleza, se puso de moda acá en Ecuador y en algunos países latinoamericanos como Chile por ejemplo,  para destruir  y como expresión de violencia, lo cual contrasta con el fuego que es símbolo de purificación, pues el fuego es para el oro, el bronce, el cobre, el hierro como el agua es para la vida.

Y claro hoy retomamos aquello porque esa reflexión se ajusta a lo que Chile vivió en el año de 2019 y otros países latinoamericanos donde el vandalismo se hizo presente, llegando incluso  al extremo de la intolerancia cuando se incendió dos templos católicos, y que en el caso del país de Neruda y Gabriela Mistral motivó que se convoque a una asamblea nacional constituyente que debía dar como resultado un proyecto de Constitución que tenía que ser sometido al escrutinio ciudadano.

Lecturas y lecturas  se han dado con respecto al rechazo del pueblo chileno al proyecto de Constitución que a decir del Presidente Gabriel Boric Font, quien asumió el cargo el 11 de marzo de 2022, era el instrumento necesario para gobernar y plasmar los ideales de su proyecto político que lo llevó al Palacio de La Moneda, pero como dice la sentencia popular de por acá, se dio la piedra contra los dientes.  Y es que pensando en voz alta decimos que lo sucedido entonces en el año 2019 no fue  engendro del pueblo chileno sino había respondido a un movimiento fraguado con las intención de derrocar al gobierno constituido y generar el caos, porque de ser el pueblo organizado que se levantó en ese entonces,  sin lugar a dudas que  Chile hubiese este lunes despertado con una nueva Constitución Política.

Y de otro lado, el triunfo de Gabriel Boric Font, con el resultado del domingo por la tarde, nos lleva a pensar así mismo que el pueblo no lo eligió para el “cambio” por el que se incendió Chile tres años atrás,  sino fue como expresión de rechazo a una clase política tradicional más no a su Carta Magna, aunque de seguro ella debe ser revisada.

A esta edad de la democracia latinoamericana y chilena es ofender al pueblo de cualquiera de nuestros países al pretender justificar el revés del Presidente chileno a la falta de propaganda y marketing.  Lo que si nos debe quedar claro es aquello que allá y acá se dice frente a los procesos sociales y políticos, que la voz del pueblo es la voz de Dios. Ergo, el presidente chileno no puede estarse dando vueltas en la cama para cambiar la voluntad popular del plebiscito ciudadano a través del Congreso, pues allí no está la voluntad del pueblo. El pueblo habla en las urnas y no necesariamente en las calles incendiando y destruyendo. El pueblo chileno ya habló este domingo y hay que respetarlo. Y concluyendo, recordamos,  que el orgullo de quienes no pueden edificar es destruir.

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