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El Telégrafo
Víctor Mendoza Andrade

Defensa ambiental

20 de octubre de 2015

La utilización de instrumentos artificiales por el hombre ha sido indispensable para lograr el aprovechamiento de los recursos naturales renovables (RNR). Estas herramientas elementales resolvieron la actividad básica para el desarrollo de la civilización humana, la agricultura, iniciada en el Neolítico (8.000 a 10.000 a.C.).

Estas actividades significaron la introducción en un medio ambiente natural (suelos, aguas, vegetación, fauna, clima), elementos artificiales (herramientas y estructuras) extraños al medio los cuales causaron efectos, muchas veces drásticos. Estos efectos son los llamados impactos ambientales (IA).  

En los  5.000 a. C., en las zonas fértiles entre los  ríos Tigris y Éufrates, en Mesopotamia, se iniciaron con herramientas elementales el cultivo intensivo de la tierra a gran escala, aplicando técnicas de riego, y el uso de mano de obra especializada. Por otra parte, la domesticación de especies silvestres de uros y muflones constituyó el ganado vacuno y ovino, respectivamente, permitió la utilización a gran escala de animales para comida, fibra y como bestias de carga. De esta forma los humanos pasaron a ser  sociedades sedentarias de agricultores y pastores. Este periodo del desarrollo humano es conocido como la primera Revolución Agrícola.

Investigaciones realizadas suponen que los hombres aprovecharon uno de los cambios climáticos naturales sucedidos en la Tierra, al cual se adaptaron no obstante que también probablemente a partir de esta época se iniciaron los problemas de salinización de las tierras por malas prácticas de riego.

Los efectos negativos de estas prácticas no controladas introducidas para el aprovechamiento de los RNR, son los llamados Impactos Ambientales, que significan contaminación, alteración y depredación del medio ambiente de una zona de desarrollo. Y con la finalidad de controlar estos cambios se ha establecido la Evaluación de los Impactos Ambientales (E.I.A)    

La E.I.A. surge en los años 60 en Estados Unidos con el nombre de “environmental impact assessment” introduciendo las primeras formas de control de las interacciones de las intervenciones humanas con el ambiente. Todo esto con la intención de reducir, mitigar, corregir y compensar los impactos.

En 1979 se aprueba un reglamento que vuelve obligatorio en los Estados Unidos la EIA para todos los proyectos públicos, o que estén financiados por fondos públicos.

En el Ecuador, el proyecto Jaime Roldós Aguilera, incluido entre los fundamentales del Plan Nacional de Desarrollo (1980 – 1984),  tiene entre sus componentes un gran lago con un espejo de agua de 20.000 has., de superficie, formado por la represa Daule–Peripa. Esta obra por los beneficios obtenidos con su construcción podría reconocerse como la civil emblemática para el desarrollo del siglo pasado.       

Esta se construyó sin previa EIA, los cuales solamente fueron exigidos por el BID, en el último tramo del crédito (1988), fecha que podría considerarse como la del inicio de la obligación de contar con la EIA y planes de manejo en los Proyectos para aprovechamiento de RNR. (O)

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