Estudios realizados por neurocientíficos del Centro Médico de la Universidad de Rochester, en Estados Unidos, señalan que los recuerdos y ciertas experiencias que almacena nuestra memoria se modifican creando patrones únicos de organización de nuestro comportamiento y afectan a la toma de cesiones de forma directa. Estas impresiones visuales y de percepción de entorno en nuestras vidas gozan de una posición privilegiada y es lo que entrega significado a nuestra vida.
Además de facilitar los recuerdos para decidir, esa red de memoria de ciertos lugares también nos permite ubicarnos correctamente en el espacio, para encontrar aquellos lugares que nos marcaron de forma imperecedera. Los recuerdos de lugares familiares y favoritos que nos acompañan toda la vida serán decisivos en los actos de nuestras vidas y en las decisiones que tomamos, según otro estudio de los investigadores estadounidense que fue publicados en la revista Nature Communications.
De esta forma, el nuevo estudio comprueba que los sectores ligados a la percepción visual y a la memoria del entorno, actúan integrados cuando se trata de reconocer y ubicar los lugares más importantes para una persona. Este sistema de recuerdos hace, por ejemplo, que sea posible que, de todas las casas ubicadas a lo largo de una calle, recordemos solamente una: aquella en la cual pasamos nuestra infancia o en la que vivimos situaciones trascendentes. Todo indicaría que la carga emocional de los recuerdos incide directamente en el ordenamiento que realiza nuestras decisiones y que siempre privilegia a aquellos con mayor relevancia para la persona.
La información que ingresa a la corteza visual es, sencillamente, aquello que percibimos con nuestros ojos. Pero mediante un complejo mecanismo, estos datos se transforman en coordenadas geográficas y ubicaciones precisas, que hacen posible que nos ubiquemos y recordemos nuestros lugares predilectos y familiares.
Ahora bien, lo referido muestra que el recuerdo incide directamente en el entramado complejo de la toma de decisiones en la gestión de las organizaciones. El entramado de nuestro mapa mental distingue los espacios significativos basados en el recuerdo de la memoria, que conjuntamente con información cuantitativa y cualitativa más un conjunto complejo de emociones se decide. Lo interesante es que no se consideraba a los recuerdos como un factor que interviene de forma significativa en las decisiones que realizamos.