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El Telégrafo

¿Debe Ecuador firmar el TLC?

05 de agosto de 2012

La revista Vanguardia, avanzada neoliberal y de oposición al Gobierno,  sostiene que Ecuador debe firmar el TLC, pero no demuestra por qué. Se basa en una encuesta que con Informe Confidencial efectuó en Quito y Guayaquil, según la cual la población apoya mayoritariamente esta decisión porque “ayudaría  a mejorar la situación económica del Ecuador  y la de sus habitantes”. No dice cómo.

Se limita a presentar cuatro cuadros: 1- Según el cual 65% en Quito y 59% en Guayaquil estarían de acuerdo con la firma de un TLC. 2- Quiteños y guayaquileños piensan que  los países firman TLC con EE.UU. para mejorar su economía, no obligados (59 y 66%, respectivamente). 3- Quiteños 55% y guayaquileños 54%  creen que en Colombia habrá más empleo después de firmar el TLC, y 4- Los quiteños 62% y los guayaquileños 49% creen que les conviene a los empresarios del país firmar el TLC.

Sin entrar a analizar la validez metodológica de la encuesta,  cuestionamos su falta de contextualización, que ignora lo que ocurre, por ejemplo, en México, donde son evidentes la pérdida de empleo y la devastación de la producción agrícola nacional, que pone en riesgo la soberanía alimentaria.

Y discutimos la perspectiva histórica, reducida convenientemente a seis años atrás. 

Referimos al lector al siglo XIX, al debate ideológico-político entre librecambistas (Santander) y proteccionistas (Bolívar y Sucre) durante los inicios de la Gran Colombia.

Nos basamos en el nuevo libro del  historiador Jorge Núñez sobre el Libertador, que debería leer la juventud en particular, donde el historiador  destaca, entre  lo mucho que hizo el Libertador por Ecuador y  Guayaquil, su acierto de haber defendido al país de la avaricia del imperio reinante, Inglaterra, que quiso imponer la modalidad de un TLC.

Como lo señala Núñez, en su radicalismo librecambista, el régimen de Santander ignoró que la Constitución de Cúcuta había prohibido la importación de azúcares, melazas y cacao extranjeros en busca de fomentar la agricultura, marcando con ello el inicio de una política proteccionista selectiva, indispensable a todas luces en una nación que acababa de romper la tutela colonial. El librecambismo facilitó el ingreso masivo de textiles, herramientas, quincallería, lozas, licores, cristalería, muebles, jabón, harinas,  etc., con gran perjuicio para la producción industrial, artesanal y agrícola.

Conozcamos la historia y sepamos distinguir entre lo que beneficia al  1% de la población y “a gente como Ud.”.

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