Contrario a lo que la opinión pública ha señalado, el debate electoral de los candidatos a las prefecturas -organizado por el Consejo Nacional Electoral (CNE)- fue todo un éxito en Ecuador.
Leyó bien. ¡Todo un éxito!
Si bien no permitió a la ciudadanía conocer al candidato más idóneo. Entiéndase al que tiene las mejores propuestas, argumentos, preparación y trayectoria; el debate sí posibilitó la identificación de quiénes son los peores, de entre los peores.
Eso también es importante porque ayuda a saber por quién no votar en los comicios del 5 de febrero de 2023. Y es que lo que se vio en la pantalla, fue enternecedor, de muchas maneras.
Los candidatos en aprietos sin el más mínimo control del tiempo. Inseguros de sus propias propuestas. Moviéndose en las sillas como si fuesen niños con hiperactividad.
Confundiendo el set de televisión con una tarima electoral. Incapaces de estructurar oraciones coherentes, plagados de lugares comunes, frases hechas y mucha, mucha verborrea.
El formato que se planteó por parte del CNE, tampoco ayudó para que se pueda dar esa confrontación de argumentos, ideas y propuestas, que la ciudadanía esperaba.
Hubo demasiados candidatos en cada bloque y no pudieron rebatir con cualquiera de los participantes. Solamente con el que se le asignó por sorteo. El papel del moderador/a resultó decorativo, pues no pudo hacer repreguntas sobre lo que cada postulante respondía.
A esto hay que sumar el sinsentido del bloque de preguntas de aspiraciones personales, que bien pudo encajar mejor en un concurso para elegir rey o reina de quermés.
En qué aportaron preguntas como: ¿qué otra provincia admira y por qué? ¿Qué autoridad de otra provincia admira y por qué razón? ¿Cuál es su lugar de la provincia que más recuerdos trae a la memoria y cómo lo vincula con su decisión de presentarse como candidato?
Ahora se vienen los debates para las alcaldías y, aunque el esquema se mantendrá, los candidatos tienen la oportunidad de corregir los yerros. El debate debe ser una poderosa herramienta para ganar votos, no para ahuyentarlos.
Si no es así, siempre queda una alternativa. Sea usted, quien desde casa, haga lo que no pueden los candidatos. Analice, argumente, cuestione, debate y vote a conciencia.