"¡Alegría, hemos vencido!", exclamó Filípides tras recorrer casi 42 kilómetros desde las llanuras de Maratón hasta Atenas! El ateniense portaba el mensaje de la victoria griega sobre el ejército persa en el año 490 a.C. Aquella proeza se convirtió en un ritual de adoración a los dioses olímpicos que imperaban en el Monte Olimpo de la Antigua Grecia. Este rito floreció, engendrando así los Juegos Olímpicos de la antigüedad. Sin embargo, la expansión del cristianismo bajo el emperador romano Teodosio I consideró estos juegos como paganos y los relegó al olvido por toda una eternidad.
No fue sino hasta el siglo XX que Pierre de Coubertin fundó el movimiento olímpico; un sistema monopólico perfecto que se autoregula y toma las decisiones más importantes del deporte mundial en base a su propia Carta. Sin embargo, este sistema enfrenta desafíos y urgencias, incluyendo la descentralización de poder, la comercialización excesiva, las desigualdades económicas y sociales, el impacto ambiental y las estructuras obsoletas de tipo sin fines de lucro. A estas dificultades se suman otros problemas: la disminución del interés de los países por albergar los JJ.OO., conflictos bélicos, la aparición de nuevas audiencias, entre otros. En consecuencia, son pocos los países que se postulan como sedes, y aún menos los que pueden legar un verdadero desarrollo social y económico sostenible en años futuros.
En el contexto latinoamericano, han transcurrido más de dos décadas desde que Ecuador acogió un evento del ciclo olímpico en Cuenca, 1998. Los intereses políticos y federativos, junto con la falta de seguridad, vialidad y el deterioro de las instalaciones, han frustrado la posibilidad de que Ecuador sea sede de los Bolivarianos en 2025. En contraste, países vecinos como Colombia y Perú han brillado como anfitriones de eventos como los Juegos Panamericanos, dejando así un legado positivo en sus naciones. El impulso al turismo, el desarrollo de infraestructura, el crecimiento deportivo y los beneficios económicos asociados con la organización de estos eventos solo pueden lograrse a través de una gestión deportiva moderna.
Los JJ.OO. de París 2024 iniciarán este 26 de julio. Se cuenta que Filípides falleció tras llevar las buenas nuevas al pueblo ateniense; paradójicamente, a causa del esfuerzo físico extremo de aquella carrera. Pasará el tiempo, pero el verdadero legado olímpico será eterno, donde cuerpo, mente y alma se entrelazan en el cimbrado del esfuerzo, la virtud y el respeto.