Tienes que votar por… Seguramente es lo que quieres leer, luego de la incertidumbre que muchos tienen. Sin embargo, prefiero recordarte un domingo típico. Un día en el que vas a la tienda o un supermercado para comprar la comida de la semana. Ese día posiblemente eres de distintos tipos: capaz eres de las personas que sabe lo que tiene que comprar y va directo a comprar lo mismo de siempre porque es lo único que conoces. Capaz eres de las personas que va a ver que comprará dependiendo que se encuentra en los estantes. Capaz eres de las pocas personas que llega, reflexiona de qué está hecho el producto, algunos con semáforo, otros no y escoge.
Los estantes o los lugares específicos serán de diferentes formas y tendrán productos de diferentes precios. Habrá unos que están en mejores lugares porque las empresas pagaron por ese derecho. Habrá otros que los reconoces fácilmente porque los has visto más. ¿Te preguntarás dónde? Seguramente, en redes, seguramente en Facebook o Instagram, y si eres centenial seguramente algún influencer o alguien bailando te dijo que era el mejor producto porque sí. Si lo piensas es posible que lo hayas visto en una que otra valla o en un volante que te lo dejaron por ahí.
Es posible que alguien se acerque a atenderte o la “veci” en un mejor escenario. Te dirá que te ayuda, que te direcciona a “lo más adecuado para ti”. Por ejemplo, te podría plantear preguntas o tesis similares a: “este es el mejor producto, todos lo consumen”, o “este es el mejor producto es nuevecito, nuevecito”, o “este producto durante varios años ha estado aquí y por eso es el mejor para ti”. Posiblemente no te dirá qué nutrientes tiene, ni cuál es su composición, ni quién está atrás de su producción, ni porqué vale lo que vale realmente. O quien te atiende te puede plantear “¿está usted de acuerdo que es mejor comer a no comer? entonces compre no más no se preocupe”. Pero no te dirá qué, cómo, cuándo, cuánto, etc.
Tu querido lector, seguramente pensarás ahora “¿de qué va este artículo?” y yo te diré de política. Piensaque el producto es el candidato, que las empresas son las organizaciones políticas, que el marketing para venderlo, es el mismo marketing para “venderlos”. Piensa que la veci es el simpatizante o el estado que te direccionan al voto o a responder. Obviamente, piensa que el comprador es el votante, tú. Este último es el único que puede tener libre albedrío para dejarse llevar por una masa o propaganda o decidir informada, responsable y comprometidamente. Este domingo 5 de febrero, seas de la ideología que seas, simpatizante del candidato que seas, tengas el interés que tengas, solo una cosa, vota no compres.