Sergio (nombre ficticio) tuvo muchas oportunidades de consagrarse como un Anciano respetado en los círculos de medicina sagrada. Sin embargo, heme aquí, denunciando sus abusos y excesos. Para entender con mayor claridad cómo actúa Sergio, es menester desenmascarar también a sus discípulos. Llamaremos con el nombre ficticio de Santiablito a uno de ellos. Santiablito es danzante de grupos folclóricos, tanto en su natal Latacunga como en Zámbiza.
Como parte de nuestra realidad social, es aceptado y normalizado que, en las fiestas de pueblo, el alcohol sea protagonista. Santiablito, como danzante, también es protagonista de estas celebraciones y una de sus cartas de presentación y fortalezas (¿?) es “ser buen trago”; así se autodenomina y se gana la confianza de almas desesperadas y ávidas de respuestas. No es raro que al día siguiente de estas borracheras, crudito y con aliento a alcohol, Santiablito se encuentre dirigiendo una ceremonia denominada temazcal.
Santiablito, el danzante, invita a las fiestas de pueblo a gente que conoce en los temazcales; cuando todos están ebrios, Santiablito aprovecha la ocasión para violentar sexualmente a alguna de las asistentes. Se escuda en que está borracho y no se acuerda. Al otro día, su víctima tampoco lo recuerda. A mí se me cruzan por la cabeza algunas dudas: ¿cómo, un agresor sexual, es maestro iniciático y dirige ceremonias espirituales?, ¿cuál es la línea que separa al respetable maestro del vulgar timador? No hay congruencia; es un sinsentido, una contradicción, una hipocresía.
No es raro que los temazcales que organiza Santiablito solo sean pretexto para camuflar after parties que nada tienen que ver con caminos ancestrales. ¿Adivinen quién enseñó a El Danzante a terminar las ceremonias en estos zafarranchos?
No sé qué es más irónico y devastador: que Santiablito tenga credenciales para guiar temazcales o que utilice estas credenciales como voraz mercachifle, desprovisto de ética y corazón.
Cabe recalcar que no todos estos espacios sagrados son dirigidos por gente inescrupulosa. También existen maestros que utilizan correctamente estas herramientas ancestrales. Si quieren hallarlos, les doy una pista, no los busquen en Facebook… (O)