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El Telégrafo

Danica Camacho y la esperanza

07 de noviembre de 2011

Con la imagen de ternura de Danica Camacho, una recién nacida en Filipinas, uno de los países más pobres y el duodécimo (94,9 millones) más poblado del planeta, ajusta la tierra los siete mil millones de habitantes. 

El tiempo que ha tardado el mundo en pasar de seis mil a los siete mil millones es apenas 12 años. Advirtiendo el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que el suceso no es motivo para alegrarse, recordando seguramente la tragedia actual de la hambruna en el Cuerno de África y los mil millones de seres humanos que sufren hambre en el mundo. 

Esta es la paradoja actual del mundo, mientras se suman cien millones de hambrientos  como consecuencia del aumento del precio de los alimentos registrado desde 2007, se desperdician anualmente mil trescientas millones de toneladas de alimentos. La situación descrita nos lleva a una seria reflexión sobre la sobrevivencia humana en el planeta que tenemos.

Con la solución para aumentar la producción propuesta en los años sesenta (la Revolución Verde), sin disminuir su importancia tecnológica, los resultados que se obtuvieron fueron poco favorables en los países pobres. El modelo no estableció la capacidad de producción sustentable, tampoco pudo intuir los potenciales impactos ambientales, ni analizó la condición financiera de los productores que quedaron sujetos a deudas onerosas con los países industrializados. 

La Revolución Verde se basa en la modificación genética de los cultivos y la utilización de energía suplementaria como son los combustibles fósiles (petróleo) empleados para la maquinaria agrícola (tractores y otros), fertilizantes sintéticos como urea superfosfato simple de calcio, uso de insecticidas, fungicidas y herbicidas de síntesis. Esto significa un paquete tecnológico fuera del alcance de los países subdesarrollados.

El Instituto Tecnológico de Massachusetts, en su informe de evaluación de la situación ambiental para el nuevo milenio, advertía que si se insiste en prácticas agrícolas de incremento de la producción mediante modelos de alto consumo de energía, tanto los recursos energéticos como el tiempo de investigación se habrán perdido. Esto sugiere la recuperación y uso del conocimiento de la relación del hombre con el medio para, utilizando sus recursos -luz, suelos, clima-, lograr una producción sustentable, que sería la esperanza para Danica Camacho de habitar un mundo con la dignidad que merece.

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