Son varias las referencias que se pueden tomar en materia de cultura política. Una de ellas es la desarrollada por Almond y Verba en la década de los sesenta, en donde se entiende a la cultura política de una nación como la distribución entre sus miembros de determinadas pautas de orientación hacia los objetos políticos.
Dicha orientación se refiere a aspectos que se traducen en tres formas: una “orientación cognitiva”, que se refiere al conocimiento y creencias acerca del sistema político y de sus papeles; una “orientación afectiva”, referido a los sentimientos acerca del sistema político, sus funciones, su personal y sus logros; y una “orientación evaluativa”, que está relacionada con los juicios y opiniones sobre objetos políticos que involucran la combinación de criterios de valor con la información y los sentimientos.
En Ecuador, antes de las últimas elecciones seccionales, el Consejo Nacional Electoral registró 276 organizaciones políticas, información que demostró una vez más la debilidad que aún existe en el país en materia de cultura política. Esta información resulta preocupante si se toma en cuenta que, en la actualidad, Ecuador tiene menos de 17 millones de habitantes.
Es deficiente el conocimiento e interés que existe en Ecuador sobre lo político, así como el poco empoderamiento cívico de parte de la ciudadanía. Frente a ello, se mantiene la preocupación de que grupos con capacidad económica y ansias desmedidas de poder puedan llegar nuevamente a ocupar cargos de representación popular por medio de la entrega de dádivas a sectores ciudadanos populares. Cuando faltan aproximadamente 17 meses para las elecciones presidenciales, algunos actores políticos han realizado ya algunas acciones con miras a 2021.
Es necesario entender que, en una democracia, la función primordial de las organizaciones políticas no solo es participar en procesos electorales para acceder al gobierno y conducir el Estado, pues son ellos el principal vehículo para canalizar las demandas generadas en una sociedad.
En ese sentido, partidos políticos están llamados a fortalecer la democracia y a sus instituciones, y no a debilitarlas. La organización interna que puedan generar estas organizaciones, con miras a su participación en los comicios de 2021, será determinante para que la ciudadanía vuelva a tener interés por la política. (O)