La semana pasada hicimos un pequeño recorrido desordenado por algunas voces de la literatura cuencana, que dejaron huella en varias generaciones.
En esta ocasión, ensayaremos este ejercicio con otros autores y autoras que han construido sus voces desde distintas búsquedas. Voces que nacen de la savia nueva de la palabra, de ese vuelo intenso de sus alas rebeldes, de ese grito urgente de la belleza y la sombra.
Empezaré por Sara Vanegas Coveña, (Cuenca, 1950) esa luz titilante de su “Luciérnaga y otros textos”, “Más allá del agua” o “ De la muerte y otros amores”, su poesía nos conmovido siempre.
Oswaldo Encalada Vásquez (Cañar 1955) filólogo, narrador, ensayista, autor de literatura infantil, un obrero prolijo de la palabra y sus significados, un maestro erudito, su “Diccionario de la vista gorda”, “La lengua morlaca”, “Arturito y Bonifacio”, todo un deleite para los lectores.
Cristóbal Zapata (Cuenca, 1968) Poeta, narrador, editor, crítico literario y de arte, su diálogo permanente con los colores y las texturas, nos asombra permanentemente con “El pan y la carne” (cuentos) “El habla del cuerpo” (antología personal) “El alma de la tierra”, lectura imprescindible.
Carlos Vásconez (Cuenca 1977), narrador contemporáneo, su pluma nos ha llevado por la fantasía y su abordaje metaliterario, han cautivado a sus lectores. Su novela “La vida exterior”, sus relatos “Lo que los ciegos ven” o “Trabajos de dominio público”, entre otros, han marcado su carrera literaria.
Ma. de los Ángeles Martínez (Cuenca 1980) un grito emergente y cuestionador, es la poesía de la joven autora cuencana, sus obras “Un lapso de impiedad”, “ Vidrios rotos”, “Subcielo” o “Trasnoche”, estremecen y muerden sin tregua.
Camila Peña (Cuenca 1995) escritora, bailarina, locutora, joven poeta que ha devorado libros, esas lecturas le revelaron la estética de la palabra. Su danza, otro lenguaje expresivo y vivencial. Ganó el II Premio de Poesía Hispanoamericana Francisco Ruiz Udiel, con su primer poemario “Jardín transparente”, mas de 200 poetas participaron, el fallo del jurado fue unánime. (O)