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El Telégrafo

Cuando el gobierno cierra

04 de octubre de 2013

Cerró el gobierno. Es un país, al final, de gente extraña. O podrán ser esas barreras culturales e idiosincráticas irreconciliables. No es una potencia mundial, es la potencia mundial. Tiene el ejército más poderoso y activo del mundo, avalado por 8.500 armas nucleares. Tienen el privilegio exorbitante del dólar y una máquina de dinero para usar a discreción. Han gobernado el mundo a su antojo desde la Segunda Guerra Mundial y son el único país de ingreso alto que no tiene un sistema universal de salud. Y el año que proponen extender el sistema existente, la ironía, el gobierno cierra.

Sí, cerró el gobierno. A diferencia de otras democracias, donde se prevé tener algún tipo de presupuesto en un plazo prudente para que el ejecutivo pueda cumplir con su función elemental de ejecutar, pues, el presupuesto, en los Estados Unidos solo podrá ser aprobado el pre enviado por el Ejecutivo a través del Congreso y luego el Senado. Si el Congreso y el Senado no aprueban el presupuesto en el intrincado sistema procesal legislativo hasta octubre (cuando ya habrán pospuesto su aprobación casi 6 meses), el gobierno deja de funcionar. Cierra.

Uno pensaría en el apocalipsis. Imaginarse nuestro propio gobierno sin presupuesto, sin dinero para pagar a doctores, profesores, empleados públicos..El Congreso de mayoría republicana, opuesto a la expansión del actual sistema de salud (al nuevo Obamacare), lo ha desfinanciado en su revisión del presupuesto enviado por el ejecutivo demócrata, pero esa revisión no fue aceptada por el Senado de mayoría demócrata. El gobierno cerró. Uno pensaría en el apocalipsis. Imaginarse nuestro propio gobierno sin presupuesto (constitucionalmente imposible). Sin dinero para pagar a doctores, profesores, empleados públicos, la burocracia, los programas de salud, el bono, los subsidios, a las Fuerzas Armadas, a la Policía, la SENAIN, los observatorios volcánicos, el Museo del Banco Central. En nuestro país nunca hemos dejado de pagar a nuestros servidores públicos, eso sería medieval.

Pero, incluso sin un presupuesto aprobado, más del 50% del gobierno sigue funcionando (en este sistema federal, la mayoría de los servicios públicos son prestados por los Estados). Todo aquello catalogado como “esencial” se mantiene: seguridad nacional y pensiones, y todo lo que pueda afectar a cualquiera de las dos. Pero el otro 50% son 800.000 trabajadores que, efectivo el martes, dejaron de trabajar, de recibir un sueldo. Y mientras más se demoren las negociaciones entre el Ejecutivo demócrata y el Congreso republicano, más programas perderán su financiamiento (como el programa alimenticio para Mujeres, Niños e Infantes de escasos recursos).

Son las lecciones de este complejo país. Una aproximación universal al distanciamiento del juego político que no llega a sufrir al individuo.

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