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El Telégrafo
Fander Falconí

Crónica de un frenazo anunciado

24 de febrero de 2016

La economía mundial tambaleó en 2015. Bajaron los precios de las materias primas y hubo grandes salidas de capital. Los perjudicados han sido los países empobrecidos del Sur, en particular los latinoamericanos y africanos, y los beneficiados, los países ‘desarrollados’.

Las Naciones Unidas han publicado su reporte anual, ‘World Economic Situation and Prospects 2016’ (Situación económica del mundo y perspectivas para 2016), y sus conclusiones son desalentadoras. Las economías ricas o ‘desarrolladas’ crecieron al 1,9% en 2015, respecto al año pasado. En 2015, América Latina tuvo un decrecimiento económico del 1,6%.

Buena parte de la nueva crisis se debe a la mencionada desaceleración económica de China (‘solo’ creció al 6,8% en 2015), sumada a las recesiones de Rusia (-3,8%) y Brasil (-2,8%). Los chinos ya no tienen que pagar mucho por las materias primas de los países pobres, no solo porque están comprando menos, sino porque están baratos esos bienes; en especial el petróleo. Las Naciones Unidas advierten que muchas economías sufrirán por el frenazo chino, incluyendo los países petroleros, que han visto caer el precio del petróleo en un 55% en 20 meses. Debido a la misma crisis de 2008, entre 2009 y 2014, los países ricos introdujeron en los países pobres capitales que superaron los 2,2 trillones de dólares (de acuerdo a un reciente artículo de Joseph Stiglitz y Hamid Rashid); en parte se debió a la baja de intereses en los países ricos. Los precios de las materias primas, en ese entonces, estaban subiendo y los países ricos metieron la cuchara en nuestras economías, a través de las bolsas de valores de Latinoamérica, Sudáfrica, India y China. Todo ese escenario era demasiado bueno para creer y ahora se está acabando. Lo más grave de esta crisis es la sorpresiva salida masiva de esos capitales extranjeros. Los bancos internacionales han reducido sus créditos a los países pobres en 800 mil millones de dólares. Según el informe de la ONU, en 2015, los flujos de capital fueron negativos para las ‘economías emergentes’. La falta de liquidez ya se siente, mientras suben las tasas de interés para créditos, hay agotamiento de las reservas monetarias. China usó para contrarrestar la salida de capitales 500 mil millones de dólares de sus reservas, pero todavía tiene reservas por seis veces esa cantidad.   

Ya se demostró la falacia de tratar de frenar eso con medidas de libre circulación de capitales. Algunos países ya están poniendo trabas legales a la salida de capitales. Lo cierto es que no solo hemos sido afectados los países pobres por la desaceleración china. Hoy los chinos ejercen un control crucial en la economía mundial. Lejanos están esos días en los cuales los europeos se repartían China, mientras Japón planeaba invadirla.

¿Qué hacer ahora? Hace pocos días, el Nobel de Economía Joseph Stiglitz y Hamid Rashid planteaban las opciones. Renegociar las deudas, para empezar (en Ecuador, ya lo hicimos antes). Los países con grandes reservas podrían comprar sus propias deudas, aprovechando la caída de precios de los bonos. Ellos desaconsejan elevar las tasas de interés, pues es una medida contraproducente. Pero sí se puede poner controles selectivos a las transferencias bancarias. Y recuerdan algo que ya hizo Malasia en 1997: suspender temporalmente toda salida de capital. Pero hay que actuar pronto. (O)

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