En una economía globalizada, lo que suceda en los mercados mundiales afecta a las economías nacionales. Los problemas de los países rescatados (Grecia, Irlanda y Portugal) por su deuda y déficit fiscal al parecer se van a extender a Italia y España. A pesar del esfuerzo del BCE, al comprar bonos de los dos países, el contagio parece inminente. En América, Estados Unidos con su elevada deuda, déficit fiscal y comercial significativo junto con la rebaja de la calificación de su deuda y disminución del gasto público ha generado desconfianza de los inversionistas, nerviosismo en los mercados y una posible desaceleración o quizás recesión americana y mundial.
Esta crisis afectará al país principalmente en el sector externo (exportaciones, remesas, tipo de cambio, precio commodities y RILD), resultado fiscal (precio petróleo), nivel de actividad económica (NAE) y empleo. La previsión de crecimiento de España del FMI para 2011 y 2012 es 0,8 y 1,6%; para Italia de 1,1 y 1,3%, respectivamente. Pero por la crisis de su deuda, estas tasas de crecimiento serán menores a las previstas.
En 2010, Europa fue el tercer mercado del país, e Italia y España ocuparon el primer y tercer lugar de exportaciones hacia ese continente. Pero aun más, esos países representaron el tercer y segundo lugar de envío de remesas, respectivamente. Un menor crecimiento de los dos países implicará menos exportaciones y deterioro de la balanza de renta, a lo que hay que agregar el problema cambiario que afectará a estas dos balanzas.
Estados Unidos, en 2010, fue el mayor mercado para nuestros productos (mitad petróleo) y ocupó el primer lugar en el envío de remesas. Una recesión en dicho país implicará menores exportaciones y menos remesas, con lo que el impacto en la balanza comercial y de renta será mayor. También habría restricciones para crédito del sector privado y mayores tasas de interés por el aumento del riesgo.
Si la crisis de la deuda europea se agrava, se desacelera la economía americana y se rompe la burbuja especulativa del petróleo; caería su precio, con lo que los ingresos petroleros disminuirían, así como el precio de los commodities, habría mayor déficit comercial, caería la RILD y podría generar un resultado fiscal negativo si se mantiene el nivel de gastos proyectado para 2011.
Además, el efecto cambiario de la apreciación del euro y depreciación del dólar que, dependiendo cuál sea mayor, incidirá en la competitividad de nuestras exportaciones. Para nuestro país, la Cepal había previsto una tasa de crecimiento de 2011 y 2012 de 6,4% (corregida) y 4,2%, respectivamente. Con esta nueva crisis, dichas tasas, sin duda, serán menores a las estimadas, afectando al empleo y otras variables sociales, sobre todo en 2012.
La magnitud y efectos de las crisis europea y americana dependerán de la disminución de su demanda agregada reduciendo el crecimiento mundial. Esto y las medidas que tome el Gobierno determinarán el impacto en la economía del país.