El mundo se mueve en aviones, y más el turismo. La punta de lanza del crecimiento económico de un país son sus conexiones aéreas; en inicio traen turistas, luego carga y posteriormente interactúan muchos nuevos negocios. Por ello es importante atraerlas o crearlas, si se quiere crecer de verdad; y construir más aeropuertos con facilidades que motiven a venir.
Las fusiones son las que están salvando los bajos índices de crecimiento que a nivel global no superan el 2%.
En América del Norte el negocio aeronáutico tuvo un buen rendimiento en 2012 con un 83,2% de ocupación, su industria está estable y en crecimiento a pesar de un petróleo caro, la lenta recuperación de su crisis, la reducción del segmento de lujo en Europa y el crecimiento muy moderado de China.
De su lado, las aerolíneas europeas perdieron 1.200 millones. Asia-Pacífico redujo su segmento de carga en un 2% (poseen el 40% del mercado global), pero el de pasajeros creció un 10%. Medio Oriente aumentó su mercado de pasajeros en un 17,1% y se hace con un 11,5% del mercado mundial. En África sus convulsiones políticas no permiten un crecimiento regional parejo.
El mercado en Latinoamérica ganó 400 millones de dólares y en la subregión (Sudamérica) hay espacios para un fuerte crecimiento, aupados por la fortaleza de nuestras economías, en especial de Brasil, Chile, Ecuador, Colombia y Perú. Nuestra estratégica posición debe aprovecharse, si es que se tiene la visión y no dejamos pasar esta oportunidad, en especial cuando ya perdimos el miedo a construir megaobras.
Ecuador necesita más vuelos directos y más aeropuertos, si queremos que todo el dinero gastado en promoción internacional tenga el retorno deseado.
Habilitar los aeropuertos de Latacunga y/o el de Riobamba para aerolíneas Low Cost podría abrir el camino al destape aéreo del país y liderar las conexiones de bajo costo en Sudamérica, lo que nos convertiría en un centro de nuevos negocios que podría revolucionar nuestra economía ya en crecimiento.
Además, regularíamos el valor de las tarifas, pues ante las perspectivas de crecimiento de la demanda, es seguro que nos enfrentaremos a tarifas cada vez más altas que nos enclaustrarán y evaporarán lo invertido en promoción internacional.
La coyuntura política internacional, muy amistosa entre los presidentes sudamericanos, brinda la oportunidad de oro para que la integración de la que tanto se habla supere el caballo de Bolívar y la hagamos como debe ser: por aire.