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El Telégrafo
José Velásquez

El covid y la brecha digital

27 de abril de 2020

Netflix, Zoom y Whatsapp ayudan a que el claustro sea más llevadero; las redes sociales nos permiten estar mejor informados (o desinformados, dependiendo de a quién leemos); y si todo funciona bien, cientos de miles de chicos seguirán estudiando. Todo esto, siempre y cuando no nos afecte la inmensa brecha digital.

Los ecuatorianos que no están conectados están en desventaja. Para empezar, no tendrían acceso al nuevo portal público de salud y les costaría más trabajo registrarse en el programa del bono emergente del gobierno. El ministerio de Educación reconoce que unos 80 mil estudiantes tienen limitaciones para asistir a las clases en línea.

¿Alcanzarán los planes del ministro Michelena para ampliar contrarreloj el mapa de usuarios o se va a priorizar la garantía del servicio? Así como la pandemia rebosó los servicios sanitarios, la demanda excesiva y repentina de conectividad podría poner demasiada presión sobre el sistema.

En Argentina, que es uno de los países de la región que más ha invertido en esta área, las autoridades han tenido que conminar a los usuarios que reduzcan su tiempo en línea para evitar un apagón del internet. En Europa y Estados Unidos, Netflix tuvo que reducir la calidad de la transmisión para no congestionar el ancho de banda.

A pesar del crecimiento de estos años, nuestro nivel de penetración tanto en internet como en telefonía celular aún está dentro del promedio de la región. La corta lista de proveedores impide una real competencia con mejores tarifas, distribución y servicios.

Una encuesta del INEC de 2018 indica que en uno de cada dos hogares había un computador, pero sólo el 37% tenía las familias tenía acceso a internet. Dos de cada cinco consumidores reportaban tener un teléfono inteligente, mientras que en Colombia es tres de cada cinco

La pandemia ha motivado a algunos gobiernos a implementar medidas emergentes. En EEUU los colegios y las bibliotecas han abierto sus redes para los vecinos del barrio, y en Colombia se dispuso navegación y minutos gratis de telefonía móvil para 5 millones de personas. En Perú se prohibió que se corte el servicio a clientes en mora. Todas estas medidas nos sirven hoy para recortar temporalmente una brecha que nos priva de oportunidades y herramientas. (O) 

 

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