Es aquello a lo que renunciamos cuando tomamos una decisión económica. Parte del principio que los agentes económicos son racionales y basan sus decisiones respecto al coste o privación de recursos para conseguir algo. El término coste de oportunidad fue acuñado por Friedrich von Wieser, uno de los fundadores de la escuela austríaca de la economía, en su obra Teoría de la Economía Social (1914). Este concepto surge en un mundo de limitados recursos, pero de muchas oportunidades y se utiliza en la toma de decisiones donde es necesario optimizar los recursos disponibles para obtener mayores beneficios.
Supongamos que usted es taxista y debe decidir entre conseguir clientes de manera ambulatoria o recibir solicitudes de Uber. En ambas opciones admitamos que podría hacer diariamente 15 carreras. El coste de oportunidad para el primer caso sería disponer de más tiempo libre para realizar otras actividades, o ahorrar combustible mientras no está conduciendo ambulatoriamente en búsqueda de carreras.
¿Voy al trabajo caminando o en taxi? Si voy caminando, no me cuesta dinero, pero me tomará 30 minutos, mientras que ir en taxi me tomará solo 10 minutos. El costo de oportunidad de ir caminando al trabajo expresado en tiempo es, en este caso, 20 minutos. Toda decisión tiene un coste que no se ve y que podría ser muy útil para elegir algo mejor.
En materia de políticas públicas, el coste de oportunidad es lo que pudiera dar adicionalmente a la economía, alguna de las opciones que el Gobierno descartaría. Un caso evidente fue la torpe decisión del correísmo de promulgar la Ley de la Plusvalía, con la cual el coste de oportunidad se reflejó en la construcción de nuevas viviendas. Otro caso han sido las medidas en contra de la apertura comercial. Cualquier economista sabe que el coste de oportunidad del proteccionismo se manifiesta en inversión extranjera, transformación y diversificación del aparato productivo hacia bienes más sofisticados, aumento de la productividad, modernización de las entidades vinculadas al comercio exterior y la disminución de los costos de transacción.
El coste de oportunidad está presente en casi todos los ámbitos de nuestra vida. Cuando se toman decisiones hay que considerar las ventajas y desventajas de cada opción para elegir la que tiene menor coste de oportunidad. En cuanto a las políticas públicas, negar que los agentes económicos son racionales y basan sus decisiones respecto al coste o privación de recursos para conseguir algo tendrá un costo de oportunidad muy elevado para la sociedad a largo plazo. (O)