En la entrega anterior, cuando me referí a “voltea la página, y dejar todo atrás” no fue mi intención afirmar: “olvidemos, y aquí no ha sucedido nada”. ¡No! Por el contrario, fue una forma sucinta de afirmar: “debemos identificar la lección luego de la experiencia vivida, y continuar, sin estancarnos”.
Este ejercicio conlleva a que quienes hoy persiguen –directa e indirectamente– sanear y devolver el prestigio a la Corte Constitucional el elevar a conocimiento de la autoridad competente las acciones u omisiones que se conozcan de quienes en su momento administraron el aparato judicial constitucional en aras de que se determine, a la luz del debido proceso, su nivel de responsabilidad ergo sean sancionados conforme la Ley y, obviamente, los procesados procedan a la correspondiente reparación integral.
Dicho todo ello, y sin alejarnos de lo aquí tratado, es visto como consuelo y genera esperanza el escuchar al Doctor Salgado, presidente del ente de control constitucional, aseverar a la prensa que, como administradores de la institución, han realizado acercamiento con la Contraloría de la Nación para que sea esta última entidad quien técnicamente examine la actuación de quienes dirigieron la Corte Constitucional. ¡Acertado y necesario! Pero no todo culmina allí. La acción posterior requerirá de voluntad y valentía; y hoy, bendito Dios, las condiciones permiten –a todos– armarse plenamente de ambas para no dejar todo “a medio camino”: denunciar ante el Ministerio Público.
Simultáneamente a ello, estamos listos para que se empiece a labrar un camino donde los custodios de la Carta Magna ecuatoriana actúen para cumplir y superar las expectativas de todos nosotros (quienes tendremos conducta expectante en ellos). Cómo responder: con mayor esfuerzo; frente a la escasez de recursos, mayor esfuerzo sin centrarse en la situación; con competencia, independencia y ética en su actuar; pero sigue latente la interrogante: cuál es la idea… (O)