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El Telégrafo
Duglas Rangel Donoso

¿Es el coronavirus obra de Dios?

17 de marzo de 2020

El coronavirus en el mundo. No hay nación que se declare libre de esta amenaza. Tan sofisticada la vida moderna, nos comunicamos a donde deseemos, nos hay sitio que no hayamos conquistado y dominado; el dinero se mueve con tanta rapidez tal como lo podemos gastar e invertir y, sin embargo, viene un diminuto virus, y aquí estamos paralizados porque el virus nos amenaza. 

¿Acaso este virus es obra de Dios? ¿O de algún maligno? Dios es amor entonces esto no puede ser su obra  ni tampoco obra maléfica; el amor está en la vida y este virus trae muerte y dolor. Virus, bacterias, microbios y gérmenes siempre han estado presentes. Somos seres frágiles cuya fuerza está en sobrevivir.

El coronavirus es un desafío para la humanidad. No se trata solamente de hallar a Dios en su aparición; el reto es defendernos de su amenaza. Por ahora hay que protegerse de su poderosa afectación. Lo digo por mi experiencia. Soy un hombre adulto y soy vulnerable ante su presencia. El virus me puede enfermar y poner mi situación de vida delicada; por tanto, debo quedarme en casa ante su proximidad y expansión. Hay que quedarse en casa.

Lavarse las manos continuamente con abundante agua y jabón, no exponerse al contagio, lavar todo lo que tocamos y que otros tocan con alcohol y cloro. Chequear nuestros estornudos. Hay que aprender a acompañarse. Aprender a estar conmigo. Volver a la mesa en la que todos nos vemos y disfrutamos de nuestra compañía.

Le hice un pedido público al Sr. Presidente Moreno que proceda a autorizar se suspendan los cortes de luz y el Presidente Moreno acogió nuestro pedido; lo mismo lo hizo la Sra. Alcaldesa Dra. Cynthia Viteri en cuanto a suspender los operativos que cortan el agua a los clientes impagos. Gracias Presidente, gracias Alcaldesa.

Unos amigos con buenas intenciones están organizando reuniones de oración. Se trata de encontrar una paz y un silencio que nos ayude a entender que este es un momento de sufrimiento y ante el horror de la situación regresemos a nuestra común condición humana de fragilidad y en la solidaridad encontrar la fortaleza ante los avatares de la existencia. MI SOLIDARIDAD ANTE LOS QUE SUFREN. (O) 

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