El coronavirus se ha convertido en una pandemia planetaria, con repercusiones económicas y sanitarias catastróficas para países como el Ecuador, cuya economía ya se encontraba en serias dificultades desde el gobierno anterior, lo que ha agudizado la situación de sectores sociales marginados, que han permanecido invisibles por cientos de años.
La pandemia del coronavirus pone al desnudo a los sectores sociales medios y los dominantes del Ecuador, que están tomando conciencia de la existencia de los sectores económicos y sociales que han permanecido ocultos, abandonados y desamparados; son los más pobres, desocupados, subocupados y miserables; son los más vulnerables, sin asistencia médica, privados de los servicios elementales como el agua potable y canalización; excluidos de la educación, con educación elemental incompleta y deficiente capacitación para trabajos actuales; operan con el pensamiento mágico, mítico, la intuición y el empirismo, sin llegar al pensamiento cartesiano y newtoniano; menos al relativista pluralista o al integral.
Un tercio de la población se encuentra en esa situación vulnerable y el coronavirus como toda plaga es donde más golpea.
El reto de un Ecuador post coronavirus demanda las medidas siguientes:
1) La nueva política como señaló José Gervasio Artigas debe estar al servicio de los más miserables.
2) Que toda la población con ingresos de más de 1.500 dólares mensuales pague un impuesto mínimo del 10 por ciento de su sueldo mensual.
3) Que toda persona y empresa pague impuestos sobre su patrimonio.
4) Proporcionar a los más pobres saneamiento ambiental, agua potable, salud, educación, trabajo, deporte, cultura y espiritualidad de alto nivel.
Hay que superar la etapa de pedir ayuda teniendo decenas de miles, centenares de miles o millones, mientras otros no tienen nada. La solidaridad no debe ser solo de palabras o de caridad, debe ser una obligación hacia los más pobres. Ser justos. (O)