El coronavirus avanza en el mundo y en los medios de comunicación, colocando su cuota de pánico, dramatismo, hasta exacerbar la discriminación y el racismo a límites intolerantes, como suele ocurrir en estos casos. No se ahorran teorías. Ni los que acusan de una planificación para evitar las quiebras de los sistemas de pensiones (después de todo, la mayoría de las víctimas son mayores de 60 años) o los que abonan las teorías de reducir la población mundial para enfrentar los graves desafíos que presenta el calentamiento global, lo que a priori aparece como el último grito del fascismo.
Todos con barbijo y escafandra. Que no nos falten las gafas de nadador como si fuésemos meros eternautas (lo que reivindica la visión de futuro que tenía Héctor Oesterheld, autor de El Eternauta, la historieta de ciencia ficción argentina que ahora Netflix se apresta a masificar y, tal vez, a destrozar.
Primero se discrimina a los chinos. No ya por comunistas que abrazan el capitalismo mejor que nosotros, sino por el efecto reproductor del brote. Luego a los italianos, porque tienen la manía desde los tiempos de Marco Polo de viajar a Oriente, y mañana será a los paquistaníes o a los franceses. La cosa es sin distinción de razas y de credos.
Casi todos los gobiernos fueron sorprendidos con los pantalones debajo de las rodillas en materia de prevención sanitaria, y muchos de los nuestros no pueden con el sarampión o con el dengue y ya ven coronavirus en una mera gripe de verano. Pero nadie se pregunta si mata más el coronavirus o el sistema capitalista, que ya se deglutió todo, hasta colocar el sistema democrático en crisis, si se observa un paneo global. Tal vez este novedoso virus mate más rápido, pero no tan constantemente como el capitalismo, que no para de brindarnos -a diario- síntomas cada vez más graves de su eterna agonía.
Mientras los laboratorios se refriegan las manos esperando el momento para hallar el remedio, la intelligentzia debería ponerse ya a pensar cómo salimos de este atolladero, cómo se genera un sistema que reemplace a un capitalismo agotado por donde se lo mire y asegurar la paz y el futuro de la humanidad. (O)