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El Telégrafo
César Montaño Galarza

Corolario y señal esperanzadora

09 de abril de 2018

El Programa Económico del Gobierno con sus 4 ejes y 14 medidas es el corolario de una década de no haber hecho bien las cosas en lo económico, constituye también una señal de esperanza, un golpe de timón. Evidencia que el Estado del buen vivir es más una buena intención antes que realidad, que urge cambiar de rumbo con pragmatismo y, que la planificación estatal no funcionó.

Queda en claro que sobre todo la sociedad en conjunto tendrá que asumir gran parte de la factura para remontar la crisis solo negada por quienes la causaron. Todo dependerá de las reformas que se ejecuten.

Por la opacidad del régimen anterior recién evidenciamos que muchas políticas fueron erradas. Hubo dispendio, propaganda oficial invasiva, robo institucionalizado, entrega del manejo de la gestión pública a muchos inexpertos obsecuentes, sobreendeudamiento. Esto se completó con un ejercicio del poder prepotente y soberbio que pisoteaba sin pudor a instituciones, leyes y personas.

Si al iniciar el correato muchos consideramos con esperanza la noción del buen vivir, hoy sin fondos y empobrecidos, ese ideal se esfuma; prioridad: mantenernos a flote, con rumbo cierto. El buen vivir como idea no es malo, pero se utilizó dolosamente para una “revolución” que no fue.

Los resultados en producción, empleo, inversión extranjera, exportaciones son nimios, debido en gran parte a decisiones inconsultas influidas por ideologías fallidas y, por posiciones coordinadas con gobiernos del llamado Socialismo del Siglo XXI, al tiempo que engañaban y violaban derechos sistemáticamente.

Fracasaron los políticos populistas con su doble discurso, pero también los planificadores que se suponen debían trazar técnicamente y a detalle la ruta hacia un mejor país.

Frente a esta realidad el Gobierno solo no podrá con los problemas heredados, requerirá el concurso de todos los actores de la sociedad; surge mandatorio arrimar el hombro con empresarios, emprendedores y trabajadores, pero sin dejar de recuperar lo que nos han robado. (O)

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