Annie Ernaux acaba de ganar el Premio Nobel de Literatura 2022. La autora, nacida en Francia en 1940 y reconocida en su país desde hace muchos años, es muy prolífica. La esencia de su narrativa es escribir sin tapujossobre lo más íntimo y personal de una mujer. Al conocer la noticia la galardonada declaró: “Recibir el Nobel es una responsabilidad para continuar. Ahora tengo un nueva responsabilidad moral, continuar la lucha contra todo lo que sea una forma de injusticia hacia las mujeres, a las que yo llamo ‘las dominadas’”.
Los miembros del jurado calificador explican que el premio se otorgó “por la valentía y la precisión clínica con la que desvela las raíces, los extrañamientos y las trabas colectivas a la memoria personal”. Esos juicios resultanalgo etéreos cuando se conocen las razones políticas de laescritura de Ernaux y su producción que se sitúa entre la narrativa, la sociología, la historia, el feminismo y el compromiso social. La autora plantea que en La vergüenza–escrita en 1997– hace un estudio etnológico de sí misma, como lo hace en el resto de su obra.
Para entender de mejor manera la escritura de Ernaux, cabe recoger la síntesis del periódico español El País del 6 octubre pasado: “Su reflejo literario de la experiencia femenina provocó que se la arrinconara como una escritora menor y un tanto sensacionalista, por no rehuir aspectos como su aborto clandestino en los sesenta (tanto en Los armarios vacíos como en El acontecimiento, adaptada al cine en 2021 y que ganó el León de Oro en Venecia), la muerte de su padre (El lugar), la enfermedad de su madre (No he salido de mi noche), el cáncer que Ernaux padeció (El uso de la foto), la mediocridad de la vida familiar (La vergüenza, La mujer helada) o la lujuria reencontrada en la madurez (Pura pasión). También mezclar los viajes en tren suburbano y las visitas al hipermercado (Mira las luces, amor mío) con los grandes asuntos como la diferencia de clases, las reivindicaciones feministas y la memoria histórica”.
Annie Ernaux escribe sin filtros sobre temas ligados a la intimidad femenina y lo hace con tal maestría que se convierte en una autora clásica porque halla eco en miles de mujeres que han experimentado las circunstancias que ella recrea. Es tan personal su narrativa que en algunos casos ha publicado sus propios diarios íntimos, como en su libro Perderse en el que narra la historia de un affaireque la involucró profundamente.
Hablar de la experiencia femenina es nadar contra la corriente. La ganadora del Nobel cuestiona desde hace décadas los mitos que las culturas asignan a la maternidad o a la virginidad, propugna la libertad de la mujer en decidir si es madre o no, relata la angustia y el vacío de un amor clandestino, todo ello mientras hace los quehaceres domésticos o se acicala para asistir al lanzamiento de uno de sus libros. Nos cuenta cómo continuamente intenta hacerse de momentos libres entre las tareas domésticasque no desaparecen aunque ella necesite estudiar oconseguir trabajo.
Cuando la entrevistan, Ernaux aprovecha para referirse a la invisibilización de las mujeres en la literatura y explica su lucha –como profesora en este campo– para que se enseñe en las aulas literatura escrita por mujeres. La brecha de género tan dispar en el reconocimiento de la escritura femenina se debe a esto: ¡el Nobel de Literatura se ha concedido hasta ahora a 102 hombres y solo a 17mujeres!
Por otra parte, es probable que el éxito de la autora francesa tenga que ver con el acceso de las mujeres –especialmente europeas– a la educación formal y altrabajo remunerado, lo que ha disparado el consumo de sus libros entre sus congéneres.
Dice el New York Times en su comentario del 6 de octubre: “Ernaux ha descrito su escritura como un acto político, destinado a revelar la arraigada desigualdad social, y ha comparado su uso del lenguaje con ‘un cuchillo’. Tiene influencias de Simone de Beauvoir, del sociólogo Pierre Bourdieu y de la convulsión social de mayo de 1968 en Francia. Ella misma ha descrito su prosa como ‘brutalmente directa, de clase trabajadora y, a veces, obscena’”.
¡Las mujeres se regocijan con la asignación de este Premio Nobel! Y están decididas a leer a Annie Ernaux y a las mujeres escritoras. Esa lectura enriquece la vida de todos –hombres y mujeres–, pues revela una manera de ser y de sentir totalmente diferente al punto de vista masculino al que estamos acostumbrades. Las mujeres,como Sherezade en el islam y como en la mayoría de las culturas, son las custodias de la tradición oral. Ahora estamos transformándonos a serlo de la tradición escrita. El boom literario del Ecuador antes de la pandemia así lo prueba. Mónica Ojeda con su novela Mandíbula en 2018en la lista corta de los mejores libros de El País. Natalia García con Nuestra piel muerta en la lista de los mejores libros de 2019 del New York Times. Daniela Alcívar Bellolio con el premio Joaquín Gallegos Lara de novela en 2018 para Siberia y su reedición por la editorial española Candaya. Karla Cornejo Villavicencio, inmigrante indocumentada graduada de Harvard y Yale, con su colección de ensayos The Undocumented Americanspreseleccionada para el National Book Award de los Estados Unidos en 2020.
¡Leamos a las mujeres! ¡Leamos a Annie Ernaux! Afortunadamente tenemos mil y un testimonios en lo que ellas escriben. En el caso de la Premio Nobel nos congratula tener al menos veinte libros de ella para disfrutar de su lectura.