El pueblo ecuatoriano, conceptualmente, en el tema de la justicia, está unánimemente de acuerdo; anhela, por su seguridad, que ningún peligroso delincuente salga libre por trampas de un abogado o por decisiones de jueces irresponsables o corruptos; que se burle la prisión preventiva con medidas sustitutivas decididas a discreción de los jueces. Quiere que rápida y radicalmente se reforme el sistema de justicia, para por fin contar con jueces y tribunales idóneos, imparcial, universal, eficiente, oportuna; que no favorezca a poderosos delincuentes y solo condene a humildes por delitos menores.
El pueblo coincide en la necesidad de cortar los tentáculos del poder económico; que desde la banca no mal utilicen sus ahorros ni que la gran prensa difame, calumnie y desinforme sin asumir responsabilidades. Anhela que los niños y jóvenes no estén expuestos a programas de violencia, racismo, pornografía. Clama porque haya controles.
Repudia el atraco a los dineros públicos, como la “sucretización” de la deuda externa de Oswaldo Hurtado en favor de poderosos grupos económicos y el atraco del siglo de banqueros que robaron el ahorro de millones y con Mahuad se la endosaron al Estado. Está consciente de que todo quedó impune.
Exige poner freno al atraco de los dineros públicos y se sancione el enriquecimiento privado no justificado, producto del narcotráfico, evasión tributaria, explotación a los trabajadores, contratos amañados, especulación, usura, etc. Que alguna vez se investigue y sancione por fortunas malhabidas. Por supuesto que reclama sanciones para los patronos que burlan el derecho de los trabajadores de afiliación al IESS.
Las discrepancias están en los mecanismos para enfrentar los problemas. La inmensa mayoría está con los propuestos en la consulta popular. Le vale un pepino la argumentación “jurídica” sobre las formas. Sabe que si existen no se han observado, son letra muerta.
Identifica a los que, por sus intereses, se oponen a los cambios. Siente que con la consulta se lo toma en cuenta para que decida su destino. Confía en el Presidente y el proceso de cambio que lidera. Por ello, la consulta democrática tendrá éxito. La respuesta favorable del pueblo permitirá avanzar. El pueblo está atento para que se actúe en consecuencia plena con su voluntad, sin sesgos.
Está claro que tan solo ver qué sectores han optado por el No y lo que representan para votar por el Sí.
Sabe que el Sí representa a la patria y sus intereses.