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El Telégrafo
Melania Mora Witt

Conspiración contra Venezuela

28 de marzo de 2015

A las manifestaciones de Unasur y la Alba a favor de Venezuela y en contra del decreto de Obama que declaraba a ese país como ‘amenaza’ para Estados Unidos, se suma el G-77+China, que agrupa a 138 países, exigiendo al mandatario norteamericano la derogatoria de esa decisión, que abre la puerta para peligrosas medidas, ya tomadas en otras latitudes y que han traído a muchos pueblos ruina y desolación.

Frente a tan amplias adhesiones, se da una contraofensiva que abarca acciones de guerra mediática y sicológica. La protagoniza la poderosa oligarquía venezolana, que no se resigna a perder el control del país petrolero, del que ha usufructuado secularmente. A partir del triunfo del comandante Hugo Chávez, han conspirado en forma permanente y acudiendo a todos los recursos, uno de ellos el golpe de Estado de 2002. En esa ocasión y casi en forma milagrosa, la enérgica respuesta del pueblo armado y civil impidió el posible asesinato del dirigente y logró su retorno al Gobierno. Se evidenciaron los rostros de los golpistas y su intención de acabar con las realizaciones en favor de las grandes mayorías del país bolivariano.

Hugo Chávez fue un dirigente que rebasó las fronteras de Venezuela. Su pasión por la ‘Patria Grande’ lo llevó a frenar la suscripción del ALCA y a propiciar la integración latinoamericana y caribeña. Ejerció una política solidaria al entregar el petróleo a precios razonables a varios países de Centroamérica, de las islas caribeñas y aun de sectores pobres de Estados Unidos. Tuvo una clara posición frente a la agresión desatada contra Irak y Libia y los intentos crecientes de cercar a Irán, al tiempo que reafirmó la amistad con China y Rusia y otros países, por lo que su imagen alcanzó proyección mundial. Su lamentable fallecimiento desató nuevamente las amenazas internas y externas contra el régimen presidido por Nicolás Maduro.

Una feroz ofensiva mediática interna, acompañada por la gran prensa del mundo, ha procurado situar a Venezuela como un virtual ‘Estado fallido’. Así lo denominó el político español Felipe González, quien acaba de proclamarse defensor de los cabecillas de la insurgencia interna, ambos pertenecientes a la clase más pudiente de Venezuela. Es lamentable la errónea visión de un dirigente ‘socialista’ que, por haber ejercido el poder en su país, tuvo oportunidad de conocer más de cerca la nueva realidad sudamericana. ¿Rezagos neocoloniales o temor ante el posible fin del cómodo bipartidismo que se ha turnado en el poder, ante el surgimiento de nuevas fuerzas, como Podemos o Syriza, en Grecia?

Ahora tiene el turno la guerra sicológica que ha escogido a los niños como instrumento para infundir temores e histeria en la población. Una campaña de rumores acerca de la desaparición de infantes ha sido descubierta y, lamentablemente, una ecuatoriana protagoniza uno de esos episodios, obrando por dinero, según confesión propia.

Solo la firmeza del pueblo venezolano y la solidaridad de nuestros pueblos pueden impedir que se consume la agresión del imperio y sus agentes oligárquicos.

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