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El Telégrafo

Consenso sin Washington

18 de abril de 2012

Concluyó la VI Cumbre de las Américas, en Cartagena. Se mantuvo la exclusión de Cuba y Ecuador no asistió en protesta por ello; además, porque la agenda no incorporaba temas como el odioso e inhumano bloqueo de EE.UU. a la isla y  la acción neocolonial de Inglaterra respecto a las Malvinas, asumidas desde 1833 y con el apoyo  norteamericano desde 1982 cuando se agredió a su dueña, Argentina.

¿Para qué diablos creó las cumbres el imperio? Para imponer el ALCA y los TLC, facilitar la aplicación del neoliberalismo como “doctrina oficial del imperialismo”, impuesta por el Consenso de Washington, cuya aplicación, a sangre y fuego,  en América Latina y el Caribe, significó más atraso, dependencia, endeudamiento, explotación y millones de emigrantes, masa humana maltratada por los poderosos países.

La  Cumbre evidenció, una vez más, la necesidad de que la región impulse con más fuerza sus propios organismos y la  integración solidaria, ya que es claro que la vieja OEA, desde hace 64 años, solo sirvió a EE.UU.: imposición y  apoyo a dictaduras sangrientas de todos los tiempos (los Somoza en Nicaragua, los  Trujillo en República Dominicana, Stroessner en Paraguay, Pinochet en Chile, Videla en Argentina, Duvalier en Haití, etc.).

A ellos no se los expulsó ni se les pidió suscribir cartas democráticas ni ningún adefesio, ni condenaron el asesinato y torturas a centenares de miles de patriotas, la violación de derechos, los atracos de fondos públicos. Era el Ministerio de Colonias de EE.UU., que expulsó a Cuba y alcahueteó las invasiones a Guatemala, Nicaragua, Panamá, Rep. Dominicana, Granada, Cuba y los golpes de Estado como en Chile, derrocando a Salvador Allende.

Nixon, Reagan, los Bush fueron los responsables de toda esta barbarie. Obama, “premio Nobel de la Paz”, desleal a millones de su raza, invasor de Libia, no es garantía para establecer políticas de solidaridad.

¿Para qué sirvió la Cumbre? Ciertos discursos positivos y posiciones dignas no lograron “acuerdos”, ni siquiera una declaración. Las guayaberas, fotos, Shakira, bailes y banquetes no fueron suficientes para lograr algo en beneficio de nuestros pueblos.

En suma, una Cumbre más sin Cuba. Nada respecto a las Malvinas, por ello la Presidenta de Argentina se retiró y Evo hizo lo propio.

Rafael Correa hizo lo correcto. Tuvo visión y coraje soberano. América Latina y el Caribe, una vez más, unidos. Una suerte de consenso sin Washington. Todo esto conduce a apuntalar la Celac, Confederación de Estados de América Latina y el Caribe, espacio para defender a nuestros pueblos, derechos e intereses. La común historia, luchas y objetivos de libertad, democracia y progreso nos obligan a ello.
Desde esta perspectiva, no todo fue fracaso.

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