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El Telégrafo
Edmundo Vera Manzo

Confianza: seguridad jurídica para adquirir patrimonios públicos y empobrecer más

21 de mayo de 2016

Las mayores transnacionales de los países más poderosos, los bancos vampiros mundiales y regionales, los especuladores de bonos buitre, los saltimbanquis capitales golondrina, los inversionistas hienas, los comerciantes que ganan extraordinariamente practicando el capitalismo salvaje y los sirvientes intermediarios de los países dependientes quieren que les den seguridad jurídica para tener confianza y tranquilidad y poder despojar legalmente los patrimonios de los países y poblaciones desprotegidas, débiles, dependientes y sin orgullo nacional.

Los nuevos conquistadores y colonialistas quieren que se firmen tratados comerciales bajo la reglas del Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio y se acepten los tribunales internacionales de conciliación y arbitraje, donde los gobiernos están en minoría y nunca han ganado un litigio contra las transnacionales. Esa es la famosa ‘confianza’ y ‘seguridad jurídica’ que invocan los nuevos y globalizados comerciantes inescrupulosos, que con la nanotecnología, misiles, leyes y jueces internacionales a su favor quieren conquistar los mercados.

Los peores representantes del sector privado exigen a los gobiernos y países que renuncien al patrimonio público para saquear a sus poblaciones en la confianza de futuros negocios, empobreciendo a la humanidad y haciendo cada día más rico al 1% más rico.

Los más rapaces y codiciosos comerciantes a nivel mundial y nacional utilizan todos los medios a su alcance (guerras, invasiones, dictaduras y golpes blandos a través de los congresos imponiendo gobiernos sirvientes, amenazas de estrangulamiento económico, bloqueos económicos, imposición de bajos aranceles en la importación de productos elaborados, sanciones económicas, congelamiento de cuentas públicas, negación de préstamos internacionales e inversiones, etc.). Todo para dominar, someter y rendir a los países y obligarlos a crear zonas francas (sin impuestos), vender el patrimonio nacional a precios de gallina con peste, que los servicios públicos sean concesionados al sector privado (aeropuertos, puertos, telecomunicaciones, hidroeléctricas, bancos, refinerías, carreteras, etc.). Que las joyas del Estado que son de todos pasen a manos privadas.

Si los gobiernos progresistas, nacionalistas o revolucionarios cambian las leyes y reglas antinacionales, las empresas multinacionales obligan a pagar multas multimillonarias a su favor. Por eso es que algunos países pequeños y soberanos demoran años en firmar o no firman estos acuerdos comerciales leoninos, que se convierten en verdaderas nuevas ‘cartas de  esclavitud’. Los sirvientes y lacayos, como agentes intermediarios de la explotación económica interna, en los medios de comunicación, piden que se firmen esos acuerdos antinacionales aprobados por Macri en Argentina y antes por Grecia.  

Los más ricos y poderosos comerciantes, que han empobrecido continentes, como el africano, que provocan migraciones masivas y refugiados por intentar apoderarse de los países del Cercano Oriente y los grandes banqueros y comerciantes ecuatorianos quieren lucrar de la tragedia del terremoto y en los lugares más afectados crear zonas francas y beneficiarse de exoneraciones de impuestos y aranceles, instalar fábricas y negocios, en vez de que sean los propios afectados los directos beneficiados, ¡qué pobreza de espíritu y miseria humana! Los empobrecidos y anémicos habitantes de las zonas afectadas, no se dejen engañar por los banqueros chupasangre y comerciantes sin alma. La población sana, con exceso de glóbulos rojos y calorías, solvente y rica, es la que más debe contribuir a los necesitados y al desarrollo nacional a través de leyes equitativas redistribuidoras de la riqueza, así tendremos un país sano y feliz. No caigamos en manos de los chupasangre y vendamos nuestra alma al diablo. “Ser o no ser es el dilema”. (Shakespeare). (O)

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