Algunos dirigentes de la Conaie hicieron aprobar, en su IV Congreso, resoluciones que comienzan calificando al gobierno de “neoliberal”, de “derecha” y al “servicio” de las transnacionales.
Ha causado estupor, más que sorpresa. Tanta mentira tiene el propósito de justificar su posición de No en la Consulta, empatándose con la partidocracia del viejo poder que a lo largo de centurias ha maltratado y abusado de los pueblos indígenas.
Todo el mundo sabe que el gobierno ha hecho exactamente lo contrario del recetario neoliberal; en función de la gente pobre, en la que se incluye a los indígenas.
Inicia la reforma política, a través de la Constituyente, continúa con la Constitución que el pueblo aprueba; en ella se declara al Estado plurinacional e intercultural del Sumak Kawsay; se reconoce derechos a la naturaleza y el acceso al agua como derecho humano.
Con esta victoria jamás soñaron algunos dirigentes sectarios y racistas, que impulsan la resolución llena de mentiras, que deja al descubierto fines perversos.
El gobierno ha combatido las políticas neoliberales; por ello, recuperó soberanía; puso en su sitio al FMI que obligaba a los “paquetazos”; reestructuró el presupuesto, siempre elaborado por los acreedores internacionales y liberó recursos de la deuda, para cuadruplicar el gasto social en beneficio de los pobres.
Recuperó la respetabilidad del Estado, la planificación y el petróleo, puso orden en la banca; desprivatizó entes públicos, empresas y sectores de la economía y la política económica la ha manejado en función del interés nacional.
Ha desarrollado una política internacional, soberana y de defensa de nuestros recursos alentando la solidaridad y apoyando los pueblos pobres del planeta; abriendo relaciones con todos los países; ingresando al ALBA y fortaleciendo UNASUR, a pesar de las presiones de Estados Unidos. ¿Esto es neoliberalismo? ¡Qué miopía! ¿O acaso se cocinan fines desestabilizadores?
El gobierno y Alianza País deben tomar en serio estas “resoluciones” que largamente favorecen a la derecha conspiradora y a grupos poderosos que buscan, para sus fines, tontos útiles en todos los lados. En medio de esto es urgente revisar las relaciones políticas con las bases indígenas y dirigencia honesta del país; profundizar e impulsar con fuerza la Reforma Agraria para sustentar y sostener la soberanía alimentaria. Allí deben jugar un gran papel, como actores y beneficiarios directos, los pueblos y organizaciones indígenas.