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El Telégrafo
Simón Valdivieso Vintimilla

Con bombos y …

03 de junio de 2021

Con bombos y platillos se celebró en Cuenca y en el Ecuador  el “Día Internacional del Niño” que se ha convertido en otra de las conmemoraciones que ha tomado un matiz mercantilista lastimosamente y  que al mismo tiempo es aprovechado por el político de turno para hacerse presente en las redes sociales y en los medios de comunicación convencionales.

En ese marco pudimos ver en una de las redes sociales la imagen cruel e inhumana de unos niños durmiendo en la acera de una calle de nuestra conventual y franciscana Cuenca, tapados con unos harapos frente al frio y la indiferencia del ser humano que nos atrevemos a decir se ha constituido en patrimonio de la humanidad.

Y es que siempre los de a pie y la incuria del gobierno local y nacional. Sin embargo, cuando se trata de un proceso electoral ponen los ojos en esos seres humanos y los explotan en campaña, ofreciendo el oro y el moro como dice la sentencia popular, pero a la vuelta de la esquina, es decir cuando están en funciones adviene la amnesia y la postergación hasta la próxima campaña electoral.

En ese mensaje se decía,  palabras más palabras menos, que esa fotografía  de una fría mañana de junio en la que no posaban nuestros niños sino dormían,  es la muestra de la dura realidad de muchos niños de acá y de allá que no tienen un techo y que se encuentran desamparados a la buena de Dios, de ese Dios blanco y barbado que nos enseñaron a creer y rezarle, pero que se olvida de los de a pie como se olvidan los gobernantes.

Esos niños deberían estar durmiendo seguros, en una cama, en un colchón, cubiertos con una manta y no a la intemperie; jugando, yendo a la escuela virtual, soñando como todos los niños del mundo. En fin esos niños al parecer no forman parte de la patria.

Los de a pie son los desarraigados por el sistema indolente. La incuria gubernamental es evidente. No es posible que niños estén en la calle en brazos de un padre o una madre pidiendo caridad, quizás siendo utilizados para la mendicidad y la autoridad local en un silencio profundo. Esos hechos deben investigarse están ahí, sin que ello signifique criminalizar la pobreza.

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