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El Telégrafo
Cristian Bravo Gallardo

Comunicación estratégica: el gran reto

21 de agosto de 2024

Un agitado panorama electoral empieza a configurarse nuevamente en el país, marcado por la fragmentación política, la cual seguramente se verá reflejada en una gran cantidad de partidos y movimientos políticos que participarán en las elecciones. Las probabilidades de configuración de un entorno impredecible y complejo son altas.    

En ese escenario que empieza a configurarse, la administración de los tiempos así como como la cosntrucción de narrativas será determinante. En la actualidad, la comunicación estratégica es un factor decisivo para las organizaciones políticas, por lo que las campañas electorales no pueden estar marcadas por la improvisación.

En un mundo saturado de información, el poder de la narrativa es uno de los pilares fundamentales para que las organizaciones puedan comunicarse de manera estratégica. Las agrupaciones que tengan la mayor capacidad de contar una historia podrán, podrán conectar emocionalmente con el electorado, pues los votantes no solo eligen a un candidato o candidata, eligen una historia que les haga sentir que forman parte de un proceso.

A la narrativa, hay que sumar la gestión de la imagen y la reputación también como un proceso central. En la era digital, la reputación de un candidato puede ser afectada en minutos, producto de un error o crisis mal manejada. Una comunicación guiada de manera estratégica permitirá anticipar posibles ataques y preparar respuestas efectivas. La clave no es solo reaccionar rápidamente, sino construir una imagen pública sólida, que resista los embates de la contienda electoral.

Otro aspecto crítico será la capacidad de segmentación. Los mensajes genéricos ya no son suficientes, pues los públicos cada vez son más diversos. Las organizaciones deberán construir su campaña a través de un conocimiento profundo del electorado y adaptar su propuesta y mensaje a diferentes grupos demográficos. Un enfoque personalizado permitirá que los mensajes lleguen de manera efectiva, incrementando las posibilidades de éxito.

Los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales también jugarán un papel central en el proceso que se avecina. Comunicar de manera estratégica no tiene que ver solamente con mensajes impactantes, sino con la selección cuidadosa de canales para su difusión. En un entorno donde la atención del público está cada vez más fragmentada, saber dónde y cómo comunicar será vital para llegar a los votantes de manera efectiva.

Las organizaciones deberán recordar que la confianza del electorado es un recurso valioso, por ello, la implementación de una comunicación estratégica permitirá informar y persuadir al ciudadano. La honestidad y transparencia con la que esta se maneje será determinante, no solo para obtener la votación deseada, sino para construir una base sólida que permita a las futuras administraciones gobernar de manera adecuada.

Pensar en el desarrollo de una comunicación estratégica no solo es pensar en ganar una elección, sino pensar en gobernar con legitimidad y mantener una relación de confianza con el electorado. El transcurso de este primer cuarto del siglo ha evidenciado que una comunicación adecuada no solo debe ser pensada como una ventaja, sino como una necesidad. Los partidos y candidatos así lo entiendan tendrán una ventaja significativa sobre sus competidores ¿Lo entenderán?

 

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