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El Telégrafo
Juan Francisco Román

Comisión del odio y la risa

09 de noviembre de 2021

He desperdiciado unos 45 minutos de mi vida, que jamás recuperaré, leyendo el informe de la Comisión Especializada Permanente de Garantías Constitucionales Derechos Humanos, Derechos Colectivos y la Interculturalidad, presidida por el señor José Fernando Cabascango Collaguazo.

No podría oponerme jamás a que la Asamblea Nacional fiscalice a un presidente de la República. Eso sería inconcebible, por más afectos y desafectos que tengamos con un político o una autoridad pública; la necesidad de contravenir, contrarrestar y fiscalizar es un requisito propio de un Estado que se quiera llamar, por lo menos, democrático.

Pero una cosa es fiscalizar y otra es inventarse el agua tibia sobre la base de información imprecisa, hechos futuros e inciertos que concluyen en algo tan grave como la destitución de un presidente. Tal vez este país tiene ya normalizada la destitución presidencial, pero esta vez la intentona tiene más tintes de golpismo que a tintes de fiscalización real y seria.

Puede que parezca que los paraísos fiscales, y mantener bienes ahí, no sean éticos, pero nos guste o no, son legales siempre y cuando se cumplan con las disposiciones del Servicio de Rentas Internas, que regula de manera pertinente esto actos comerciales internacionales con efectos jurídicos tributarios. Si quiere conocer más, dese una lectura rápida y eficiente a la Resolución No. NACDGERCGC15-00000052 mediante la cual se expidieron las “Normas que establezcan paraísos fiscales, regímenes fiscales preferentes y regímenes o jurisdicciones de menor imposición”. Tarea mínima que debió cumplir la Comisión antes de meterse a opinar de lo que evidentemente no sabe, no conoce y tampoco entiende.

En la lectura de esta aberración uno se da cuenta, al pasar las hojas, que este informe solo habla de fantasiosas y hasta inescrupulosas teorías que no llegan a comprobar nada. En algún punto pensaba que repasaba los volúmenes del Caballo de Troya, de J.J. Benítez, de la biblioteca de mi papá.

Términos inventados como un supuesto “mapa de calor” donde hacen una confusión de conceptos técnicos tributarios que evidencian, justamente, lo que pasaba en cada una de las sesiones de esta tarea encomendada. El señor Cabascango evitaba constantemente darle la palabra a los expertos que fueron llamados a la materia y se centraba en discursos pirotécnicos de porque se cree que tal vez no debería existir paraísos fiscales; pero de pruebas, nada.

En este entramado de fantasías nos encontramos con una degeneración paulatina del derecho, para transformarla en un cuento que parecería chiste, pero no, es un informe. La verdad, le podría prestar poca atención a las faltas ortográficas pues —si bien para eso la Asamblea Nacional tiene asesores suficientemente capacitados con salarios que un gerente general de una empresa en el sector privado soñaría— no desdicen sobre el fondo. La decepción cala de a poco en cada oración.

Finalmente, después de casi 240 y más páginas de parloteo constante sin demostrar nada más que suposiciones sobre información que ya es pública, culmina este panfleto con una frase escalofriante. La Comisión que “investiga” concluye que ya ha verificado un supuesto incumplimiento; por lo tanto, esa verificación sin fundamentos, y solo con meras suposiciones, se configura en una “grave conmoción social”. Así como lo oyen, en Ecuador vivimos una grave conmoción social, por lo tanto, hay que destituir a un presidente de la República sobre la base de suposiciones.

Creo que el trabajo periodístico de los Pandora Papers debía ser investigado con tal seriedad y técnica que no quepa la menor duda de si estábamos en un país con un presidente evasor e incumplido o con un presidente que cumplió con su deber legal para poder ser candidato. Esa oportunidad se ha ido de las manos, la Comisión a la que se le entregó esa tarea lo ha hecho mal, tan mal, que el informe genera más risas que certezas.

Señor Cabascango, cito su propio texto cuando dice “La ética no es un aditamento, sino una condición para consolidación de la democracia; y es uno de los fundamentos del liderazgo político responsable”. Usted, señor, es un irresponsable.

En este sentido, más cabe la razón sobre la fuerza y el conocimiento técnico tributario evidencia que lo dicho en este documento es falso. Solo en un ejercicio de lógica pura podemos decir que en tiempos del más duro correísmo en todas las instituciones públicas, el señor Lasso supuestamente infringió la norma a vista y paciencia del Fiscal, la autoridad tributaria y demás entidades del control. Entonces, la negligencia de los que ahora reclaman debería ponerse en tela de duda si aceptamos una teoría tan retorcida.

Como siempre, una vez más, Ecuador da gala del uso de la ley y la justicia para retorcerse sobre palabras de odio y desprecio por desafectos personales. Hasta tanto, nosotros debemos seguir pagando más impuestos y más reformas tributarias que golpean nuestros bolsillos; pues los que deberían estar pensando en cómo resolver el enredo económico y laboral en el que nos encontramos están ahí, sentados, escribiendo historietas para la risa y la triste anécdota.

Quedará en la votación que se dé sobre este panfleto sin fundamento, quienes solo quieren sacar al Presidente para sus fines poco claros y quienes entendieron que es momento de hablar sobre el Ecuador y que los fundamentos democráticos están más allá de los odios personales.

Dios nos cuide y ampare, porque estamos en manos tenebrosas.

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