De noticia de cierre en un rincón de página de un diario opositor apareció una noticia importante para el país: “USD 923 millones para embellecer ciudades”. Como para destacarla en la portada, pero sería pedir demasiado a esta prensa.
El Telégrafo, en cambio, realzó la noticia con grandes titulares en primera página: “Con $ 993 millones, 73 ciudades serán mejoradas”. El Ministerio Coordinador de Patrimonio se propone ponerle rostro atractivo a las localidades del país.
En buena hora, cuando Ecuador se posiciona para ser uno de los más buscados destinos en Sur América, según noticias que llegan de Queenstown, Nueva Zelandia, no de una prensa que escatima las noticias positivas, entre otras que el sector turístico creció 15% en el primer semestre.
Hasta recientemente Quito y Guayaquil eran apenas puente para ir a las islas Galápagos. Ahora el país ofrece un turismo variado, incluso de aventura, canoeing, canoping, ascender en bicicleta al Cotopaxi, visitar la selva amazónica sin tener que viajar hasta Brasil, como anuncia “Active South America”.
Además, el turismo ecológico ha progresado mucho y Ecuador ofrece ventajas comparativas: pasar de dormir en un hotel en un cráter, el Pululahua, a dormir en la selva amazónica, o bajar de la cima nevada de un volcán y terminar disfrutando del mar, todo en corto espacio de tiempo.
Sin embargo, hay destinos potenciales descuidados que necesitan un rostro más atractivo, por ejemplo, para un paseo dominical cerca a la capital.
El Ministerio de Turismo, en asocio con el del Patrimonio (para los sitios históricos) podría ofrecer a los alcaldes asesoría urbanística, comercial, artesanal, cultural. Se podrían arborizar las calles, poner flores en los balcones, pintar las casas, embellecer las entradas a los pueblos, subvencionar la instalación de buenos restaurantes y hostales, hacer parques recreativos, lineales, facilidades deportivas, mejorar la venta de artesanías, flores, frutas y resaltar los valores históricos donde los haya.
¿A qué va uno a Pujilí, cuando no sea a la fiesta del Corpus, aunque tiene un bello centro histórico, si no hay un buen restaurante? ¿Para qué ir a Chillogallo, si el museo lo tienen cerrado sábados y domingos? A Latacunga se puede ir a comer chuchucaras, pero el ingreso a la ciudad es fatal con sus deshuesaderos de carros y montallantas.
Además de guías sobre eventos culturales locales, artesanías, comidas típicas, frutas, flores y demás atractivos de los poblados, falta ponerles rostro atractivo y socializar a sus habitantes para atender al turista.