Ser mujer en el siglo XXI implica una responsabilidad con nosotras y una lucha constante por la igualdad de géneros. Responsabilidad que debería ser asumida por cada mujer que ha sido testigo de marginación, discriminación, abuso y violencia a la que ha sido sometida y a la que aún en muchos países, incluso democráticos, es práctica diaria.
En la vida cotidiana y en el ámbito de la política, resulta incomprensible la existencia de mujeres que prefieren no decir aquello que creen, piensan o sienten, porque puede molestar a quien escucha y optan’’ morderse la lengua ‘’ más de lo habitual; obedecen órdenes, claudican principios y de la coherencia hacen hilachas.
Cómo no quedar perplejos ante la presencia en Irán de cuatro asambleístas ecuatorianas de la bancada Unión por la Esperanza (UNES); una de ellas, primera vicepresidenta de la Asamblea Nacional- usando el velo obligatorio (hiyab). Estuvieron hace poco en Teherán, para ayudar a lavar la cara del gobierno iraní por la brutal represión en contra de las mujeres de su país, tras el asesinato de Jina Mahsa Amini, mujer iraní de 22 años y de origen kurdo, que fue arrestada y torturada por la policía religiosa islámica por no usar su hiyab correctamente.
El motivo del cónclave, reunir en enero de este año a mujeres ‘’influyentes’’ con gastos cubiertos por el gobierno anfitrión, según información oficial. Allí, arrodilladas ante un gobierno que violenta los derechos de las mujeres, pretendían ayudar a neutralizar la reacción ciudadana y opinión pública. A las cuatro representantes de la función legislativa, pareciera no importarles qué en Irán, mujeres, hombres y jóvenes, continúan desafiando al régimen represivo del líder supremo Ayatolá Alí Jamenei, designado en 1989.
La atroz represión de las autoridades deja en los dos primeros meses de este 2023, casi un centenar de muertos según el gobierno y más de 150 según organizaciones de derechos humanos. Un informe de Amnistía Internacional manifiesta que existe un ‘’aumento notable’’ respecto al mismo período del año pasado.
Este comportamiento de fidelidad a su postura ideológica, más allá del país y de género, no es nuevo en la Asamblea. En el 2013, la elección parlamentaria tuvo especial relevancia. Por primera vez en la historia del país, tres mujeres alcanzaron los espacios de poder más altos en la Asamblea Nacional; presidenta, primera vicepresidenta y segunda vicepresidenta. ¿Recuerdan su desempeño o aporte para el Ecuador? Fue decepción para una gran mayoría de ecuatorianos y mujeres al constatar con vergüenza e indignación, en el papel de sumisas y levanta manos.
En el mismo ámbito, cuando asambleístas de la Revolución Ciudadana presentaron un proyecto de ley para despenalizar el aborto, el expresidente Correa les obligó a retirarlo y las sancionó. Entre ellas, la actual prefecta de Pichincha, que luego fueron ‘’premiadas’’ con un viaje internacional.
Y las sorpresas siguen… Esta vez, las expresiones públicas en un foro virtual internacional por el Día de la Mujer, corta la respiración y acelera el pulso al escuchar a la ex ministra, María de los Angeles Duarte, refugiada en la Embajada de Argentina, en la capital de la República. Entre líneas, hace un recorrido de la hoja de ruta de su tienda política para los meses venideros y su estrategia legal para salir incólumes de la corrupción.
Habla sobre los mecanismos legales para recobrar su inocencia, la del expresidente Correa y más personas sentenciadas por cohecho en el caso Sobornos 2012-2016. Carente de humildad, explica el papel que tendrán los nuevos vocales del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), de forma particular los tres que pertenecen a sus filas.
Ahora sí, confían en que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) responda de forma favorable a la demanda presentada y esperan además que el próximo mes, o antes de que termine el año, se podría tener una resolución por parte del Comité Permanente de Derechos Humanos de Naciones Unidas, ante la demanda interpuesta por Rafael Correa. ‘’En la ONU hay la posibilidad de que le den la razón a Rafael. Parcialmente (la ONU), ya ha dicho que hubo persecución, que no hemos tenido un juicio justo’’.
Subrayo el ahora sí, porque la (CIDH) consideró que las cadenas nacionales y los actos o eventos encabezados por el expresidente Rafael Correa, denominados sabatinas, fueron el escenario para desacreditar o someter al escarnio a periodistas, líderes sociales o disidentes. “Las instituciones de justicia y control que debían proteger los derechos humanos fueron sometidas a la injerencia y control indebido del poder ejecutivo”.
Entre 2007 y 2017, aseguró la organización que el Gobierno de Rafael Correa en Ecuador tuvo una ‘’política sistemática para desacreditar, estigmatizar, constreñir y sancionar a periodistas, medios de comunicación, defensores de derechos de humanos y opositores políticos.
A quienes nos duele la Patria, no basta reconocer que aunque el país alcanzó un 30% de representación femenina en política, gracias a las cuotas o leyes de paridad dentro de la legislación electoral, la formación y calidad ética e intelectual de algunas de ellas, es escasa.