Los valores humanos prevalecen sobre el derecho y las leyes universales, rigen, pero no se practican o se ignoran en muchos casos, en todos los sectores sociales. Es innegable que la corrupción se ha extendido veloz en los diversos niveles de la actividad del hombre. El gobierno de la Revolución Ciudadana comprometido con el buen vivir, entre la tenaz oposición que condena el cambio, revive la esperanza del ciudadano por recatar la administración del Estado, paulatinamente, en el ámbito de la salud, educación y otros sectores vinculados con el servicio público.
La decisión de la Fiscalía General del Estado de presentar al congreso de la Judicatura transitoria un proyecto de Código de Conducta de los profesionales del derecho, ha desatado la iracunda reacción de los abogados atados al pasado. Los cuestionadores alegan que el Código de Conducta por aprobarse restringe al abogado su libertad al trabajo, su igualdad ante la ley y su derecho constitucional a la seguridad jurídica.
Otros aseguran, sin argumento, que el Gobierno pretende sepultar la libertad y asumir la autocracia. Un sector respetable de ese gremio responde que no hay norma de moral y ética que guíe a los jurisconsultos, y que es necesario un nuevo orden, porque hay abogados que abandonan a sus clientes, y otros que suelen venderse a la contraparte, en contradicción con el sagrado deber de “defender con máxima eficiencia y con estricta sujeción a las normas éticas y morales los derechos de sus clientes”.
Es insensato que un abogado rechace el articulado del código de conducta, que entre otras disposiciones señala: “La conducta del abogado debe caracterizarse por la probidad y lealtad, ello se garantiza con la equidad, honradez y buena fe”. “El abogado que sobornare o cohechare a algún funcionario público, juez, fiscal, etc. comete falta grave contra la ética y honor profesional”.
Es tiempo de recuperar los valores éticos. La conducta del ciudadano es el reflejo de lo que es un país. Es tarea de todos contribuir en la formación de los valores para lograr un cambio de actitud de los ecuatorianos. Recordamos a los retrógrados el pensamiento de Anatole France: “La moral es la higiene del alma ”; y el de Newton: “Así como perfeccionamos las ciencias, debemos perfeccionar la moralidad”.