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El Telégrafo
Juan Francisco Román

Un Código Civil del siglo pasado

10 de mayo de 2022

Uno de los cuerpos normativos más estudiados y de mayor relevancia en el derecho es, sin lugar a dudas el Código Civil, que básicamente nos cuenta la historia de siglos atrás donde en la antigua Roma se regulaban las relaciones entre civiles, después pasando por recopilaciones bizantinas, siguiendo por la unificación de Justiniano a eso de los años 533 y posterior, la obra más destacada de Napoleón Bonaparte, quién unificó y consolidó al derecho civil.

Ecuador, como el resto de Latinoamérica, asume este derecho con naturaleza de bases romanas, francesas, alemanas, entre las más destacadas gracias a un trabajo de copia pega del recordado Andrés Bello, como parte fundamental de las bases civilistas ecuatorianas.

Ahora, este importante texto, a todas luces intenta regular las relaciones comunes de los seres humanos en Ecuador, hasta define que es una ley, como se la debe de hacer; participando ampliamente en la definición de cosas fundamentales como los contratos, las personas, y siguiendo por una serie de información hecha ley de importancia tan relevante que, casi todas las reglas que ahí se contienen, son parte de la opinión definitiva en otras materias para esclarecer oscuridades.

Lamentablemente, nuestro desorden legislativo nos ha llevado a parchar, modificar, declarar inconstitucional y tantas reformas que el cuerpo normativo cada vez se parece a un monstruo y menos a la belleza del perfeccionamiento de las relaciones jurídicas civiles.

Creo que Ecuador debe iniciar un proceso de años, en los cuales actualicemos a tan importante cuerpo normativo y se incentive a la Asamblea Nacional a llamar, de una vez por todas, a la sociedad al aporte de lo que debemos y no mantener en esta compilación. Solo como un ejemplo básico, en el proceso de divorcio, me parece por demás raro que sigamos explicando razones por las que terminar un contrato civil que, muchas veces, solo trae más sufrimiento que terminar con un contrato que no debe mayor explicación.

Ahora, modernizar el documento es algo titánico y requiere de la cabeza de muchos civilistas en el país, que hay y tienen la capacidad de hacerlo. Por ejemplo, la introducción de figuras como el testamento digital, las nuevas formas de suscribir contratos y terminar, de una vez por todas con el papel, como único documento que pueda y deba ser aceptado. Tanto que hacer.

Es necesario porque hemos intentado modernizar el proceso para ejecutar los derechos civiles, se ha modernizado el tipo de empresas (que también nacen del Código Civil), la inmoralidad tan hablada en el Código también requiere de afrontar las tendencias de este siglo, proveer de nuevas definiciones y eliminar las del siglo pasado.

Ecuador requiere de un Código sin parches, incluyendo las reformas hechas por sentencias de triple reiteración, recomendaciones internacionales a las cuales estamos suscritos y ratificados, derechos humanos, y, sobre todo, clarificación de los años que se ha ido modificando.

Es momento de re estudiar el derecho civil, traerlo a nuestro siglo y concentrar de nuevo al más hermoso de todos los derechos, la civilidad de los seres humanos. Ojalá la Asamblea Nacional escuche esto.

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