Se ha criticado al Ecuador por el mal manejo de la pandemia. Los detractores del gobierno lo han atacado en muchos frentes; uno de ellos, el aspecto técnico del manejo en cuanto a las medidas de aislamiento y, más tarde, de distanciamiento social. No obstante, los análisis deberían basarse en números, en resultados, en datos objetivos para que las comparaciones sean justas y las conclusiones sean válidas. Durante semanas se dijo y, algunos persisten en la afirmación, que el Ecuador es el país que peor ha manejado la crisis, que era el peor en Latinoamérica, que éramos el mal ejemplo del mundo. En Guayaquil, en marzo, se vivió una situación catastrófica que fue material propicio para el amarillismo de alguna prensa extranjera. Tanto es así que el señor Fernando del Rincón, de CNN, se convirtió en feroz inquisidor de las acciones del gobierno ecuatoriano.
Sin duda, las cifras de Ecuador, en comparación con el resto de países latinoamericanos se veían muy mal; sin embargo, ha transcurrido un trimestre desde entonces y las cifras, a 11 de julio de 2020, muestran que nuestro país tiene una mortalidad por covid-19, de 280/millón de habitantes. Brasil tiene 332, Perú tiene 349, Chile tiene 355 y México tiene 265, pero, por la velocidad de ascenso de mortalidad en México, se prevé que en cuatro o cinco días ya nos habrá superado. Quien lea este análisis podrá decir “mal de muchos, consuelo de tontos”, pero, hay que remarcar la verdad: no tenemos los peores resultados en la región, como se ha afirmado. Más aún, hay seis países cuyos sistemas de salud están entre los 15 mejores del mundo, con resultados de mortalidad por millón de habitantes, mucho peores que los de Ecuador: Bélgica, 844; Reino Unido, 658; España, 607; Suecia, 547; Francia, 460 y Holanda, 358.
Está claro que la devastación es compartida por ricos y pobres, pero también es claro que, hoy más que nunca, la Salud Pública es un bien fundamental de la sociedad que debe respetarse, promoverse y enaltecerse. (O)