Lo de “cerrar la llave” aparece como una expresión común, lo utilizamos para enfatizar en la necesidad de ahorrar agua por ejemplo o también, metafóricamente hablando, cuando se decide cortar los recursos a alguien o a algunos. También, en oportunidades, decimos que, si la región Andina no cuida sus bosques y protege el agua, será la región amazónica la que sufra las consecuencias de esta especie de cerrar la llave.
Pero también, y en términos actuales, estamos asistiendo a retaliaciones que tienen como objetivo aguzar las diferencias y causar más problemáticas a quienes no se han alineado con la política del Kremlin en la absurda y desigual guerra de Ucrania, tratando de asfixiar las economías de los países de la Comunidad Europea y deteriorar las condiciones de vida de la población, a través de la política de “cerrar las llaves” del gas y del petróleo, causando así efectos catastróficos en estas economías dependientes del gas y del petróleo rusos.
La situación se vuelve más preocupante cuando sabemos que estamos a las puertas de un nuevo invierno europeo, con las consabidas consecuencias para una población que no podrá calentar hogares y sitios de trabajo en medio de un invierno que se avizora crudo y con temperaturas extremas.
Se han perdido cuantiosas vidas humanas durante esta guerra que dura ya más de medio año, y serán muchas más las que se pierdan como consecuencia de esta misma guerra y de la decisión de cortar los suministros de gas y de petróleo a un continente que dejó de lado el uso de centrales nucleares luego de la catástrofe de Japón, y que tampoco ha hecho lo suficiente para depender menos de los combustibles fósiles, aún cuando se han hecho múltiples declaraciones sobre la protección del ambiente.
También sabemos que las crisis se desarrollan en cadena y que una crisis de esa magnitud en el continente europeo arrojará consecuencias también sobre el resto del mundo y América Latina no será la excepción.
Cerrar las llaves suena a catastrófico para la economía y para la calidad de vida, por ello no se avecina un buen futuro para el planeta.