La ciberpolítica es un nuevo concepto que se refiere entonces a nuevas formas de interacción entre el gobierno y los ciudadanos, entre éstos y los partidos políticos, entre las empresas y los órganos legislativos, entre ciudadanos de un régimen político y entre ciudadanos del mundo tal cual coloca el profesor Cotarelo.
La actividad política y de juego del poder que se suscita en el ciberesepacio permite que las instituciones, entidades y personas se interrelacionen más estrechamente sin importar la distancia material que exista de unos a otros, los espacios se redujeron a la tecla del computador o del celular. En el caso del gobierno digital, por ejemplo, actualmente es fácil advertir la incorporación de sistemas electrónicos para facilitar trámites a la ciudadanía o para favorecer el control del ciudadano, si se crea el concepto de gobiernos abiertos que pone su ojo sobre el desempeño y la trasparencia de la administración pública. La presión de la pandemia y el uso frecuente de los recursos tecnológicos, de hecho, han resultado de enorme utilidad en los esfuerzos de transparencia y rendición de cuentas en distintos países durante esta época, se advierte ya un cambio significativo en la relación gestión pública, ciudadanía y gobierno.
Una de los déficits que se ha verificado en la gestión pública digital es el mal manejo de la información por la mala selección de la información que realmente se requiere para poner al alcance de los usuarios y que no exista coordinación entre las distintas agencias gubernamentales que pudieran estar vinculadas por la naturaleza de sus funciones. Esta debilidad de interconexión, que puede ser incluso típica de ciertos sistemas de administración pública tradicionales, pareciera no solo estar lejos de desaparecer, sino que da la impresión de ser susceptible de adaptarse a la era digital como una anomalía. Es decir, por el modelo burocrático documental construido de forma histórica en nuestros Estados.
Las tendencias de estos modelos de gobierno digital se les ha denominado también de gobierno abierto, este último concepto plantea retos que trascienden la sola utilización de medios electrónicos en la gestión pública, comenzando por la voluntad política para comprometerse con una auténtica transparencia en la gestión, en la oportunidad y en el acceso a los sistemas de gobierno para la sociedad.
En varios países de América Latina, habría que comenzar por cerrar la brecha digital y combatir esta variante de la desigualdad que mantiene a buena parte de la población desconectada del mundo, ya hay que colocar este derecho como parte de los derechos universales de la sociedad contemporánea. La interconectividad universal todavía sigue siendo un reto a vencer; aun así, el poder de las redes sociales, ya ha dejado su patente en la convocatoria a manifestaciones públicas, en los procesos electorales o en la denuncia ciudadana de corrupción a varios funcionarios públicos. Considerando que la democracia Latinoamérica ha avanzado a pasos muy lentos hasta llegar al punto actual sin retorno, en donde, nos tocó cambiar quiera o no quiera.