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El Telégrafo
Xavier Guerrero Pérez

Carta abierta al nuevo Superintendente de Bancos

31 de enero de 2025

Hace contadas horas, el país cuenta con una nueva autoridad en la Superintendencia de Bancos, una vez que la Función Legislativa procedió -tardíamente- a posesionar a Don Roberto Romero Von Buchwald como máxima autoridad del referido ente público nacional. En ese sentido y en virtud de que el suscrito posee ‘know how’ tanto académico -conocimiento universitario adquirido de cuarto nivel (MBA), y, más de 8 años de ejercicio de la docencia universitaria- como profesional (ser designado y posesionado por el CPCCS y la Superintendencia de Bancos como primer Defensor del Cliente Financiero para el Banco del Pacífico); me avala a ser voz autorizada en la materia, a fin de dirigirme públicamente al flamante Superintendente de Bancos.

Señor Superintendente, el cargo que hoy usted lidera es de fundamental y delicada importancia para una sociedad cuyo gobernante hoy por hoy busca llevarla a que ocupe los primeros lugares de competitividad global donde la misma pueda ser capaz de comprender la lógica financiera de vanguardia y fluir para con los mercados financieros donde el comportamiento humano agrega “una pizca” de dificultad, variabilidad y que implica estar un paso más allá de la cronología de sucesos. Ciertamente la sanidad de un sistema financiero de una determinada nación tiene serias repercusiones en la vida sociopolítica, al grado de estimar que el estado del sistema financiero bancario es el oxígeno del quehacer gubernamental y la tranquilidad -y no inquietud- de la ciudadanía. Al respecto, en el país, el entorno financiero y bancario en sí goza de buena salud. No obstante, frente a desafíos como la política monetaria heredada (el señor Dólar Estadounidense), el propio estilo de gobernación de américa del norte (bajo la administración del presidente Donald Trump), y aspectos no menos importantes y más cercanos como la IA o las entidades “financieras” que operan sin autorización previa, requieren de, más que atención, el adoptar conducta expectante y adoptar políticas de prevención.

De lo último apuntado, me satisface que su explicación sobre el plan de trabajo que presentó ante el CPCCS lo gravite desde aristas como la política preventiva (más que correctiva o de reacción, lo cual es más costoso), la política de consolidación y fortalecimiento de ‘lo existente’, la política de la promoción financiera pro inclusión, y la política de gestión gerencial y mitigación de conflictos, esto último es: usar los sistemas de información gerencial y acoger la apasionante práctica de la mediación para la resolución de conflictos. Su plan es ambicioso. No obstante requerirá de más manos para -al menos- trazar la ruta para la implementación. Los tiempos actuales imprimen volatilidad y creatividad, y ello demanda tener criterio técnico, prudencia e inteligencia. Usted goza de las tres, pero está forzado a rodearse de personas igualmente capaces.

La Banca en general y su razón de ser que es la intermediación financiera cumple su deber. Le compete (en palabras del Nobel de Economía Jean Tirole) arbitrar esas actividades, precautelar que las catástrofes se eviten e intervenir cuando deliberadamente factores ajenos a su gestión propendan afectar “el bien común”. Dificultades las hay. Tareas pendientes, sin duda (le menciono dos: a) atención con lupa al ejercicio de la Defensoría del Cliente, donde la normativa no ayuda y colisiona con la independencia; b) abordaje en las y los usuarios para fortalecer la educación financiera, robusteciendo en formación y moldeando la conducta del sector más vulnerable en aras de que el ente de control tome más participación respecto a la situación con las entidades no autorizadas; volviendo al órgano de regulación bancario en un frente más participativo y menos “de alerta por página web”, donde la brecha digital impide que el sector no bancarizado se entere de tales reportes). Hay muchas manos en esta patria que anhelan cooperar -inclusive ad-honorem- para que sus actuales y futuras generaciones respiren aires de patria nueva. ¿Dudas? Bueno, aquí está la primera persona.

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