Esta carta va dirigida a “su señoría”, si es que acaso sabe que significa esa palabra; a usted que es culpable de la crisis del Ecuador, a usted que debería ser el estandarte de la honestidad y la moral, a usted que le toca en esta tierra la tarea que solo a Dios corresponde: juzgar a los hombres y dar a cada quien lo justo.
Entiendo que la vida es dura y que hay mucho dinero fácil por ahí, pero también sé que a muchos nos gusta ganarnos el sustento con el sudor de la frente. Usted se ha convertido en lo más parecido al “Padrino”, le tienen pavor los demandados, los demandantes, los amanuenses, los fiscales, los abogados y cualquier persona que intente firmar un contrato en nuestro país, porque cada uno de ellos sabe que para hacer valer su derecho va a tener que pagarle. Parece que le tiene miedo hasta el ente que lo controla.
Posiblemente se le “abra la agalla” y decida lanzarse a negocios más lucrativos por fuera del propio ejercicio profesional, como la chulquería tan de moda en estos días, aunque no creo que sea más rentable que la corrupción judicial. Sé que le gusta el billete, ¿a quién no? Pero debería tener cuidado porque en este mundo no hay nada oculto entre cielo y tierra, al final del día siempre hay quien, por su culpa, no tiene nada más que perder, se arma de valor y lo denuncia públicamente de manera que no queda otra que mandarlo a la cana. ¿Se imagina cómo le va a un juez encanado? Eso ha de ser como poner un dulce en medio de un recreo. Ni sueñe con volarse, que si hoy en día agarran a Bin Laden, a usted, que es un pobre gato, lo vende cualquiera por una humita. No sueñe con salir de la cárcel a ejercer de abogado -qué peligro-, hay mucha gente haciendo campaña para que a los jueces corruptos los multen, castiguen, les prohíban ejercer cargos públicos y les quiten de por vida la licencia para ejercer el derecho.
Tampoco pretenda esconder sus ganancias ilícitas, recuerde que hay medios modernos para saber que tiene a su nombre, o por interpuesta persona, cuánto gana y cuánto gasta.
Tenga cuidado, señor juez corrupto, porque los ecuatorianos, desde los zurdos hasta los diestros, estamos hartos de usted y con consulta o sin ella, con Correa o con el que sea, la gente está comenzando a cambiar y a exigir justicia para sí y para el Ecuador. Con certeza, sus compañeros jueces que sí son gente decente, también han de estar hartos de los jueces que los desprestigian injustamente, como usted.