Benjamín Carrión, gran pensador del siglo XX, creyó en la grandeza de nuestra nación pequeña, cristalizada como “Patria” gracias a un orden comunitario natural, cohesionado por vínculos de sangre indestructibles, que enlazaron el momento originario con la cultura hispánica. Desde esa mirada, fundamentó una “ideología de la cultura nacional” destinada a consolidar un Estado-nacional ecuatoriano, que aunque pequeño en tamaño, se convirtiera en una potencia cultural.
Para Carrión, la impronta de Ecuador derivaba de la capacidad manual de sus pobladores, que debía ser expuesta ante la “luz” de la cultura universal, idea que nunca fue comprendida en su densidad. En nuestro país existe una incomparable diversidad de artesanías, tan funcionales como bellas. No obstante, la esencia de esas tradiciones se pierde y las que sobreviven están condenadas a morir por la falta de una política de protección, que permita a los artesanos ancestrales competir con la avalancha industrial en condiciones dignas y recibiendo el pago de precios justos inherentes a su arte.
Carrión también valoró al lenguaje popular, calificado por otros como vergonzante. En ese marco, los intelectuales del siglo XX generaron una verdadera “Revolución de Papel”, caracterizada por una prolífera literatura social, cuya forma reflejaba la riqueza de nuestros modos de “decir”. La literatura se transformó, de esa manera, en el tiempo de Carrión, en la herramienta de la subversión y la diferencia frente al canon académico hispano, en tanto el pueblo era el portador de una capacidad manual singular.
Carrión fue un personaje de su tiempo: frente al descalabro de 1941, la cultura fue considerada por él, como el camino para Volver a tener patria y potenciar nuestro país pequeño, producto de gestas libertarias, dueño de cualidades excepcionales para crear más. La propuesta de Carrión era lograr una Segunda y Definitiva Independencia. Desde esa condición de país pequeño y potencia cultural, el Ecuador del siglo XX se enfrentaría al imperialismo como expresión de la inequidad comercial y continuo intento de colonialismo. (O)