En el Ecuador, la configuración del panorama pre electoral ha generado debate en torno al surgimiento de una nueva alternativa política que esté por fuera de la división entre las ideologías tradicionales. La idea de una tercera vía se refiere a un enfoque político que supere las divisiones ideológicas partidistas y encuentre soluciones que combinen elementos de corrientes políticas diversas, un modelo de gobierno responsable, pragmático, moderado y que busque soluciones equilibradas.
Previo a las elecciones del 2025, el tablero político continúa marcado por una pugna entre el movimiento liderado por el presidente Daniel Noboa y el correísmo, ambos con un desgaste importante en los últimos meses.
Por el lado del gobierno, este se ha visto afectado por factores claves que siguen sin resolverse como son la seguridad, la delicada situación económica, marcada por la falta de empleo y la crisis energética la cual tiende a agudizarse. Por el lado del correísmo, están los escándalos de corrupción y vínculos con grupos delictivos que semana a semana salen a la luz pública, así como las diferencias marcadas con agrupaciones de izquierda. Ello configura un panorama difícil para esta agrupación política que busca superar los techos alcanzados de procesos anteriores.
En un contexto marcado por la polarización, el surjimiento de una opción política que esté por fuera de los extremos y que tenga la capacidad de aglutinar electoralmente aquel espectro de votantes que no se sienten representados por ninguno de los proyectos mencionados, podría ser saludable.
La construcción de dicha alternativa, requerirá de una coalición entre líderes políticos, figuras de la sociedad civil y técnicos en diversas áreas dispuestos a compartir el poder; a través de un proceso de diálogo que escuche a los diversos sectores de la sociedad, a partir del cual conformar un programa de gobierno sólido, que ofrezca soluciones pragmáticas a los problemas del país ya mencionados.
Si bien una tercera vía política podría ofrecer una gobernanza más inclusiva y menos polarizante, aún no existen señales de que esta opción se esté conformando en el país. Por ahora, el llamado a fomentar la participación activa de la ciudadanía en la toma de decisiones políticas, a través de foros de discusión y espacios de diálogo sigue siendo importante.
Una propuesta de tercera vía deberá comprometerse firmemente a combatir la corrupción y establecer medidas efectivas de transparencia y rendición de cuentas. Para ello, será necesario buscar puntos en común entre diferentes sectores de la sociedad y construir consensos que impulsen políticas y reformas en beneficio de la ciudadanía. Esto implicará superar divisiones y buscar el bienestar general por encima de intereses partidistas.
La posibilidad para una alternativa política con las características señaladas, por ahora sigue siendo baja. Las candidaturas anunciadas hasta el momento no han aprovechado los problemas que han ido surgiendo tanto para el movimiento ADN como la Revolución Ciudadana.