Richard Carapaz Montenegro, el muchacho andino, representa una historia excepcional de las que no ocurren todos los días. Hay un coro que pondera su capacidad de construir un sueño movilizador desde niño y su voluntad de realizarlo en las condiciones más adversas, utilizando una de las invenciones más elementales y eficientes, quizás el artificio mecánico mejor adaptable al cuerpo humano, para vencer el espacio y el tiempo: la bicicleta.
Carapaz logró ganar el Giro de Italia 2019 no solo por su tenacidad y perseverancia, sino también por su formación impregnada del modo de vida andino, más singular en el altiplano, donde es inevitable el abrazo con las montañas y el cosmos. En su temple se presume la arcilla y la tierra, y la sensación del aliento final, que milagrosamente se renueva cada vez que se logra la bocanada, en el lugar del oxígeno enrarecido, a 3.000 metros de altura, durante el ascenso. En Playa Alta, su lugar natal, el paladar es tapizado con la seda papa, que todo lo une durante la cosecha, pariendo comunidad.
Caparaz nació en Carchi, una de las provincias ecuatorianas más pequeñas, con 165.000 habitantes, de los cuales el 6,19% aún es analfabeto, aunque saben leer muy bien la naturaleza. Hijo de Antonio Carapaz y de Ana Montenegro, campesinos ennoblecidos por el trabajo agrícola y su pequeña ganadería.
“Esta esencia que tiene esta tierra es tan simple que no parece cierto”, dice el ciclista campeón, quien sintió atracción temprana por los fierros rodadores, para ir más allá, mientras crecía oliendo el frío, formándose y trabajando. Su madre ha dicho lo mejor que se ha oído hasta ahora, Carapaz es hechura de la disciplina de la siembra en mímesis con la tierra y la vida, el campo le enseñó a ser fuerte.
En Carchi se desarrollaron importantes asentamientos humanos mucho antes de la invasión española. Ahí también se forjó el pensamiento andino, un modo de vida práctico y muy refinado para adaptarse y resolver problemas ecológicos, organizado en pisos terrestres verticales, articulados por medio del intercambio y la reciprocidad (F. Salomón).
El 2 de junio de 2019 la llajta milenaria se sintetizó en Carapaz, las piernas de los caminantes andinos se hicieron dos en uno, se acoplaron a la rueda de la modernidad, y mientras suspiraba la gloria occidental, los Andes latinoamericanos se empinaron un poco más. (O)