Para superar el modo de producción capitalista, sus formas de funcionamiento, que provocan una permanente explotación a los trabajadores y a todo el pueblo y duros efectos a los sectores desposeídos de la sociedad, surgieron las ideas socialistas.
El socialismo como un nuevo modo de producción es ajeno a toda forma de explotación. Ha sido asumido por gran parte de los trabajadores y sectores populares en general como un proyecto histórico, como la ideología de la solidaridad, equidad, justicia y democracia, a la par que de soberanía y desarrollo.
Sobre la base de las diversas experiencias, y en correspondencia con el interés nacional, se busca el Socialismo del Siglo XXI, adecuado a las realidades de cada país.
Alianza PAIS definió en su declaración de principios y programa El Socialismo del Siglo XXI o del Buen Vivir, como el objetivo central del proceso de Revolución Ciudadana.
Rafael Correa, cuando agradeció al pueblo ecuatoriano su reelección el 26 de abril de 2009, afirmó:
“El triunfo es un espaldarazo al proyecto político del Socialismo del Siglo XXI a nivel nacional y regional, profundizará las reformas de esta revolución, privilegiando la atención a los más pobres”.
“Ni la crisis económica global, ni los grupos de poder ni la izquierda infantil frenarán la revolución socialista en Ecuador”.
“Con este baño de legitimidad democrática podemos avanzar con mucha mayor fortaleza para cambiar la correlación de fuerzas a favor del poder popular”.
“Los cambios son posibles, pero fuera del sistema capitalista, dentro del nuevo socialismo. Nuestro gobierno seguirá impulsando un orden financiero que termine con la dependencia de Sudamérica del FMI y el Banco Mundial”.
En la Universidad de La Habana manifestó que “la crisis financiera mundial es la oportunidad para avanzar por el camino del socialismo, teniendo como referente central al individuo social y solidario”.
La base del modelo es la propiedad social, estatal o colectiva, de los medios de producción y la planificación como mecanismo para la asignación de los recursos para la producción, en función de la demanda social y los intereses del país.
Los otros elementos son la supremacía del trabajo humano sobre el capital, lo que implica que los factores productivos estén supeditados a que la acción colectiva para el desarrollo se canalice a través del Estado, el rechazo al individualismo egoísta, el fin de lucro y la competencia desleal; sus referentes son los valores de uso (bienes que tengan capacidad de satisfacer necesidades y generar bienestar humano) y no los de cambio, por tanto, regula y controla los mercados y el sistema de precios, que no reconoce el valor.
El objetivo central: la justicia social, superando las desigualdades y la inequidad, con base en el trabajo y las necesidades humanas.