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El Telégrafo
Juana Neira

Los canes en la literatura

26 de julio de 2019

La semana pasada nos referimos a los perros, esos seres maravillosos y empáticos que son parte de nuestras vidas y nuestros afectos. Su alegría nos contagia, nos sana, nos activa el juego.

Los perros nos inspiran a ser sus custodios y ellos son nuestros guardianes y centinelas de los miedos y la soledad… Por estas razones y muchas otras, he decidido asomarme a algunas obras de la literatura universal, para descubrir a los perros-personajes que habitan en ellas y que han dejado huellas en los autores y en los lectores.

Uno de los perros más conocidos es Argos, amigo de Ulises en La Odisea, de Homero, quien protagoniza uno de los momentos más emblemáticos de su fidelidad, en el siglo VIII a.C.

Colmillo Blanco es una de las novelas más conocidas del escritor norteamericano Jack London, su protagonista es un perro-lobo salvaje y el autor nos introduce en los misterios de la vida de este animal extraordinario.

Otra novela impactante es El sabueso de los Baskerville, de Arthur Conan Doyle. El enigma de un perro asesino es la trama de esta novela, fue la tercera de las aventuras de Sherlock Holmes, adaptada al cine en algunas ocasiones.

Flush: biografía de un perro, de Virginia Woolf, un cocker spaniel del más alto linaje, que fue regalado a la gran poeta inglesa, la brillante y desventurada Elizabeth Barrett.

Miguel de Cervantes es el autor de la novela El coloquio de los perros, publicada en 1613. Los perros Cipión y Berganza, sus protagonistas, comparten un diálogo y disquisiciones filosóficas sobre la sociedad y la maldad del mundo.

En la novela Tombuctú, de Paul Auster, aparece Míster Bones, un perro de raza indefinida, con una inteligencia asombrosa, comprendía a la perfección el lenguaje de su amo, Willy Gurevitch, un vagabundo y poeta errante.

Julio Verne amaba a los perros, es así que en trece de sus libros aparecen estos personajes que eran parte de las aventuras de sus protagonistas. Esta búsqueda me ha resultado fascinante, definitivamente los libros guardan tesoros inimaginables, los perros son uno de ellos. (O)

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