La semana pasada nos referimos a los perros, esos seres maravillosos y empáticos que son parte de nuestras vidas y nuestros afectos.
Su alegría nos contagia, nos sana, nos activa el juego. Los perros nos inspiran a ser sus custodios y ellos son nuestros guardianes y centinelas de los miedos y la soledad… Por estas y muchas otras razones he decidido asomarme a algunas obras de la literatura universal, para descubrir a los perros-personajes que habitan en ellas y que han dejado huellas en los autores y en los lectores.
Uno de los perros más conocidos es Argos, amigo de Ulises en la “Odisea” de Homero, quien protagoniza uno de los momentos más emblemáticos de su fidelidad, en el siglo VIII A.C. El gran “Colmillo Blanco”, es una de las novelas más conocidas del autor Jack London, su protagonista es un perro-lobo salvaje y el autor nos introduce en los misterios de la vida de este animal extraordinario.
Otra novela impactante es “El sabueso de los Baskerville” de Arthur Conan Doyle. El enigma de un can asesino, es la trama de esta novela, fue la tercera de las aventuras de Sherlock Holmes.
“Flush, biografía de un perro” de Virginia Wolf, un cocker spaniel del más alto linaje, que fue regalado a la gran poeta inglesa, la brillante y desventurada Elizabeth Barret. Miguel de Cervantes es el autor de la novela “El coloquio de los perros” (1613). Los perros Cipión y Berganza sus protagonistas, comparten un diálogo sobre la sociedad y la maldad del mundo. En la novela de Paul Auster “Tombuctú”, aparece Mister Bones, un perro de raza indefinida, con una inteligencia asombrosa, comprendía a la perfección el lenguaje de su amo, Willy Gurevitch, un vagabundo y poeta errante. Julio Verne amaba a los perros, es así, que en trece de sus libros aparecen estos personajes que eran parte de las aventuras de sus protagonistas. Los libros guardan tesoros inimaginables, los perros uno de ellos. (O)