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El Telégrafo

Camila Vallejo Dowling

20 de septiembre de 2011

En el año 2006, la inteligente y hermosa Camila inicia sus estudios de Geografía en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile. En 2007 ingresa a las Juventudes Comunistas. En 2009 es electa presidenta del Centro de Estudiantes de Geografía y Consejera de la FECH.

En noviembre de 2010 empezó a ser noticia cuando, con tan solo 22 años de edad, participó en las elecciones -en representación del colectivo “Estudiantes de Izquierda”-  y ganó la presidencia de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile. En esta organización, nacida en 1906, era la segunda ocasión que una mujer llegaba al más alto escaño.

En mayo de 2011 se inician las protestas estudiantiles, exigiendo al gobierno neoliberal de Piñera educación pública gratuita y de calidad. Rápidamente se convierte en la principal vocera y líder del movimiento.

En uno de sus emotivos discursos, sostuvo: “A nivel nacional, nuestro objetivo es consolidar una propuesta de reforma a la educación superior de carácter sistémico, que ponga como eje central la responsabilidad que tiene el Estado para con sus universidades. Ya es hora de que se haga cargo, porque las universidades públicas ya no existen en nuestro país”.

Camila ha concitado la atención de la prensa chilena e internacional por su belleza, por la claridad de sus propuestas políticas y por su férrea oposición a la represión desatada desde el Gobierno. Mesurada, carismática, valiente. No se ha inmutado ni siquiera ante las reiteradas amenazas de muerte que ha recibido, algunas incluso torpemente escritas en las redes sociales por funcionarios del gobierno de Piñera.

Desde el gran empresariado -propietario de la mayoría de los medios de comunicación- se ha intentado desacreditar la lucha estudiantil ante la ciudadanía; no obstante los malintencionados esfuerzos, el prestigio de los líderes ha crecido sostenidamente. Las encuestas señalan un contundente apoyo del 80% de chilenos y chilenas.

A esta lucha que cuestiona el modelo neoliberal y que pide una educación sin fines de lucro, se han sumado trabajadores, maestros, estudiantes secundarios, padres de familia y numerosas organizaciones políticas y populares.

Camila ha propuesto un plebiscito, para que sean los ciudadanos los que decidan si el Gobierno debe proporcionar a
los niños y jóvenes educación pública gratuita y de calidad. ¿Aceptará Piñera
el reto?

Mientras tanto, cada día que pasa, la inteligente y hermosa Camila despierta mayor respeto y admiración, dentro y
fuera de Chile.

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