En este tiempo de pandemia resulta estratégico e innegable repensar el papel de la educación, sus objetivos, sus formas, sus políticas y sus resultados. La educación en los diferentes niveles es el espacio de transmisión de conocimiento y de valores compartidos para el desarrollo de la sociedad. La educación transmite saberes teóricos y prácticos para el sujeto sea un actor transformador para el desarrollo.
La educación superior en todo el mundo se encuentra repensando toda la estructura porque ha colocado a los métodos, contenidos, procesos, lógicas, organización en el debate de la sociedad y de los gobiernos. Los cambios, incidirán en la estructura del posgrado, en los cuales se evidencia, como coloca el profesor del Instituto de Altos Estudios Nacionales, Patricio Rivas, en por lo menos dos urgencias: pensar en una política pública del financiamiento de los postgrados que asegure la calidad e igualdad de oportunidades en el acceso y; alinear sus contenidos con las demandas nacionales de desarrollo, es decir fortalecer su pertinencia de sus propuestas.
La literatura que se basa en las premisas de desarrollo humano, como las de Amartya Sen o Martha Nussbaum, así como Z. Bauman han ido configurando unos marcos conceptuales de política pública en educación superior y postgrados tan amplios como rigurosos para ser aplicados. Con la llegada del ciclo pandémico esos razonamientos, se han actualizado en tres planos. La investigación pertinente como base para enfrentar la complejidad de la crisis, para el periodo de recuperación, y para prevenir otras posibles tragedias sanitarias. La vinculación entre estrategias de desarrollo nacional y la diversidad, calidad, y accesos a postgrados, en instituciones públicas. La cooperación transversal, entre estas instituciones estatales para lograr configurar ciclos virtuosos de cooperación entre ellas y universidades públicas, regionales y mundiales por las vías de programas compartidos.
Hay una necesidad imprescindible que las universidades y el gobierno puedan discutir el futuro de la educación y la implementación de políticas públicas que garanticen el desarrollo de las nuevas formas de crecimiento resultado de estos grandes cambios que el mundo ha tenido en estos meses. Se constata que no solamente hay la necesidad del cumplimiento burocrático de las normas del sistema de educación; sino, de una estructura educacional que la sociedad sea testigo de resultados y soluciones concretas para problemas complejos que se presentan actualmente y en el futuro inmediato.