Publicidad

Ecuador, 06 de Octubre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Edmundo Vera Manzo

Cambio de época de Ecuador, el momento crucial es ahora: la familia y la equidad social (4)

02 de abril de 2016

La desigualdad social aumenta cada año a nivel planetario. En Ecuador, en los últimos diez años, según diversas mediciones, se ha reducido con relación a otros gobiernos y épocas. Sin embargo, en el momento crucial que vivimos, en el presente estamos obligados a reducir drásticamente los privilegios e inequidades en los niveles personal, familiar, institucional, los sectores empresariales, sindicales, sociales y ministeriales. En todas las instituciones, sin excepciones. Los países más equitativos del mundo son aquellos donde los empleados, funcionarios, empresarios, profesionales, policías y militares pagan más impuestos.

De acuerdo con Ignacio Sotelo: “Hay que evitar que el individuo, que no tiene otro remedio que vivir en sociedad, no sea modelado y absorbido por completo por unas sociedades que han degenerado por las desigualdades y conflictos sociales que ocasionó el establecimiento de la propiedad privada”... “De ahí la importancia crucial de la educación, como medio, en parte sustitutivo, en parte complementario de la democracia. Obsérvese que el pedagogo entra en acción, allí donde ha fracasado la política.

Porque la sociedad no es capaz de regenerarse, convirtiendo la libertad natural en moral, y tampoco hay vuelta al estado natural. Tenemos que contar con la sociedad como si fuera una selva, en la que el grande se come al chico, y la opinión prevalece a la verdad. La necesidad de acoplar a los individuos a esta realidad, sin por esto disolverlos en ella, es el objetivo central de la educación. La educación pretende, por un lado, que los individuos se contagien lo menos posible del ambiente social -hace falta mucho arte para impedir que el hombre social no sea totalmente artificial-; por otro, no renuncia a que la sociedad vaya mejorando poco a poco; si hay que intentar alguna reforma en las costumbres públicas, es preciso que empecemos por las costumbres domésticas y esto depende absolutamente de los padres”. Este mensaje lo he pensado muchas veces y no lo había leído antes. Los grandes cambios deben comenzar en el núcleo familiar. Hay que romper el círculo vicioso y nudo gordiano de la escasa escolaridad y productividad de gran parte de la población ecuatoriana y en particular de las familias, atrapadas por la sociedad patriarcal, machista, racista y violenta contra las mujeres, los niños y adolescentes que perpetúan las inequidades sociales.

Los gobiernos central, provincial y municipal deben incidir con múltiples servicios para el desarrollo de la conciencia y la responsabilidad personal y social del núcleo familiar. Las medidas no deben ser paternalistas, pasivas y que refuercen la dependencia y la pobreza. Hay que cambiar muchas medidas represivas y reactivas que cometen errores y delitos que crean resentimientos en las familias, instituciones educativas, empresas, policiales, militares y judiciales y reemplazarlas por medidas educativas, reeducativas positivas. Deben estimular el estudio, la capacitación, la solidaridad y el amor, es decir, el Buen Vivir. Bonificar a quienes se alfabetizan, alcanzan siete grados, terminan la enseñanza básica y el bachillerato. Fomentar el intercambio de trabajos y productos, la ayuda mutua, la agricultura y la producción familiar. Tomar conciencia que más rico no es quien más tiene, sino quien más da y menos necesita. Pagar y tener tan solo los aparatos y la tecnología que se necesita y utiliza. Las inversiones más importantes son cultivar el amor, la salud y la educación, el resto viene como consecuencia. El comparar, envidiar y el consumismo ayudan a destruir a las  personas y sociedades.

León Tolstoi decía: “La felicidad, para mí, consiste en que valoro más lo que tengo que desear lo que tienen los demás”. Hay que cambiar una forma de vida aparentadora, prepotente y vacía en el interior, para ser felices todos. (O)

Contenido externo patrocinado