No creo en esta “democracia” de la mitad más uno. En base de esta, hemos elegido a una gran cantidad de dirigentes de nuestro país, para las diversas funciones del Estado, que llegaron a los cargos por mayoría de esa mitad más uno y luego traicionaron sus tesis, sus ofrecimientos y sus respectivas palabras. Por ello, tenemos a un país que se cae en pedazos por la corrupción, la mala dirección y administración de recursos, la demagogia y la mentira.
No puedo dejar de reconocer, que pese a esto, y en estos últimos tres años y pico, se ha buscado poner algo en la mesa de la que los roedores se comieron las migajas y hasta las polillas de la madera. Y, porque la experiencia de lo que hemos vivido en estos últimos sesenta años nos demuestra que en algunos gobiernos que han pasado, y con mayor razón en el correato, grupúsculos de pillastres atracaron los poderes públicos y, se han quedado muy tranquilos porque la complicidad y la impunidad los ha cobijado.
Pero también en ellos ha habido funcionarios y gente honrada que han cumplido en sus puestos de trabajo, por lo que no caben generalizaciones. Las próximas elecciones son cruciales para nuestro país. Los ecuatorianos y en su mayoría los jóvenes no creen ni en los partidos políticos ni en casi todos los políticos y, en este caso, en quienes aspiran a la Presidencia de la República. Y porque, además, tienen otros intereses. Por ello, invito a los candidatos que exhiban los nombres de quienes van a ser sus Ministros y colaboradores, para que sepamos en realidad por quién debemos votar.
No me cabe duda de que esto marcará la diferencia entre dichos candidatos. En un país pequeño como el nuestro pero grande por su riqueza cultural y su riqueza natural, todos nos conocemos. Así sabremos, si aquellos que van a gobernar tienen o no una trayectoria de honestidad, han sido y son capaces en sus ejecutorias, son o no personas de talento e inteligencia y, podrían o no en su conjunto y por sus antecedentes, conducir a nuestro país a un buen puerto. Y así también, sabremos por quienes no debemos votar.
Ganará el que nos presente un equipo de trabajo sólido, coherente, con hombres y mujeres capaces y honrados. Ya no es tiempo de iluminados ni caudillos. Es tiempo de los equipos de trabajo. Y de arrimar el hombro. (O)
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